Trump sale del hospital y se quita la mascarilla:

Trump sale del hospital y se quita la mascarilla: «No os dé miedo, salid»

Donald Trump ya está en la Casa Blanca: tras tratarlo desde el pasado viernes por Covid, en el hospital le han dado el alta para que continúe la cuarentena y el tratamiento contra el coronavirus fuera del hospital. Y a 28 días de las elecciones, el presidente aprovechó el regreso a casa para hacer una puesta en escena desafiante y temeraria.

El presidente estadounidense no ha decepcionado con su gesto: se quita la mascarilla y levanta los pulgares, en señal de victoria. Después, en un nuevo mensaje vía Twitter ha exhortado a los estadounidenses a hacer como él.

«No deje que el virus le dominio, que no te dé miedo. La he afrontado y si alguien pretende ser un líder debería actuar como yo he hecho. Sé que hay un riesgo y un peligro, pero está bien. Estoy mejor y quizás soy inmune, quien sabe. Pero que no os dominio, y salid».

A estas alturas, hay muchas dudas sobre su estado real de salud. Los médicos sólo han dicho que se encuentra bien, sin entrar en detalles, sin hacer público todo su diagnóstico, como los escáneres pulmonares. Su médico personal reconocía que hasta el próximo lunes no se podía bajar la guardia porque el presidente aún no está fuera de peligro.

Cronología del traslado

La secuencia, televisada , comienza con la salida de Trump del hospital militar Walter Reed, en Bethesda, donde los últimos tres días ha recibido el tratamiento propio de un enfermo grave. El presidente sale con aspecto fuerte y caminando sin ayuda por las escaleras del edificio, con mascarilla.

Afuera, sus seguidores lo despiden eufóricos. Para ellos, es un héroe invencible, un Salvador que no se deja doblegar por nada, ni siquiera en lo que llaman «virus chino». Horas antes ya les había dicho, literalmente, que no debían tener miedo de la Covid. En directo, el imponente helicóptero presidencial cruza el cielo de la capital mientras el sol se pone.

A las 7 de la tarde, el presidente llega en los jardines de la Casa Blanca para la última escena del guión. Su jugada es tan espectacular como arriesgada. Los médicos reconocen que no está fuera de peligro, no saben si dentro de dos o tres días puede recaer y si los esteroides que le dan le generan una falsa sensación de euforia y bienestar.

El presidente sube solo las escaleras de la Casa Blanca dispuesto a servir al país, otra imagen desafiante que marcará su mandato.

El presidente Trump no ha superado la enfermedad, todavía es infeccioso. El líder que renegaba de las mascarillas, que por eso se contagió, que de hecho tiene media Casa Blanca infectada, se la quita ya cara descubierta pone durante dos minutos para las cámaras.

Y así, desenmascarado y portador aún de un virus mortal y contagioso, entrará en su residencia. Dentro, le esperan los asistentes, que en cualquier momento podría infectar. A él no parece importarle.

210.000 personas no han tenido la suerte de Trump y han muerto de Covidien en Estados Unidos y 50.000 más se infectan cada día. Él ha dicho que en breve volverá a hacer actos de campaña. Con su exhibición, Trump seguro que entusiasma a las bases pero no está claro que convenza a los indecisos o el resto del país y, de hecho, Joe Biden está ampliando la ventaja en los sondeos.

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