La novia de Chucky 2. Ayuso en Xochimilco

La novia de Chucky 2. Ayuso en Xochimilco






No lo podía creer. Treinta años cómo detective privado y estaba hablando con la cabeza de un muñeco destripado. Era el puto Chucky.

Levanté las pezuñas de la mesa del despacho y recuperé la imagen de la graduación universitaria ante el muñeco acompañado por un tipo corpulento.

El tipo se presentó como de nombre Baena. Chucky lo creyó el más apropiado para resolver el caso después de haber criado dos cabestros fruto de una relación con una sindicalista rumana.

El caso fue renombrado: «Oculte los bebés dentro de la matriz de la vaca, esperando que fuera ella la que los criara». Así lo declaró en Vía Laietana. El comisario Frutos pensó que era una buena estrategia que jamás hubieran adivinado sino hubiera habido un chivatazo. La sempiterna envidia española. Sus amigos de ‘toda la vida’.

Fue el experto en estas materias esotéricas, Baena, el que empezó a dar vida al relato: «Todo comenzó con unas vacaciones de adolescentes de los cachorros del PP, con los jóvenes Ayuso y Casado, en la Isla de las Muñecas en Xochimilco cuando pretendían hacer la Ruta Maya. Una noche de borrachera y mariachis desató la idea de una sesión vudú. La compra de dos aves que desangrarían junto a la extracción de un riñón a un indígena bien pagado sería el espectáculo macabro que dejaría sin alma a los espectadores que años después suplantarían a los taxistas por primordiales parecidos a hombres pescados salidos del alcantarillado».

«Aquí es cuando aparece Tiffany, la novia del asesino Tim Larry. Ella organiza el evento y es seducida por Chucky entre la matanza de una gallina y su gallo. Justo en el intervalo, mientras Larry hace los preparativos para matar al macho es Chucky el que posee a Tiffany. No contaban con que Díaz Ayuso, entonces adolescente quedaba marcada al ejercer de voyeur al regresar del lavabo. De por vida, perdió la inocencia. La marcó de tal modo que años más tarde los taxistas hablaron de ella como «inhumana, demasiado inhumana». Fue ese momento y también la visita a la Iglesia de San Cristóbal de las Casas cuando acompañada de Tiffany puso seis hileras de velas rodeadas de Coca Cola para echar maldiciones a sus enemigos».

Luego fue junto a Casado a unas ruinas mayas en una avioneta que aterrizó en la Selva en la frontera con Guatemala. Allí conoció a Carlos Castaneda que les enseñó los secretos del peyote y la brujería.

Todo a sugerencia de Tiffany, que se volvió su amiga inseparable en los paseos por Madison Avenue, dónde la muñeca asesina y la política despiadada eran el mayor centro de atención de los paparazzi tanto del Hola cómo del suplemento de moda del New York Times».

«Jamás se le hubiera ocurrido llegar tan lejos en el trato macabro al taxi si Ayuso no hubiera conocido a Tiffany». Lo comentó Baena con la voz del Padre Brown y el mal sabor propio de su terrible experiencia con sus dos cabestros.

«También Tiffany se hizo más cruel». Le respondió Chucky recordando la fatal alianza.

«La muñeca diabólica mata por instinto, mientras que Ayuso jode a los taxistas ‘just for pleasure'».

Lo remarque para mostrar mi presencia. La de la Agencia de Detectives «Joker Bronson» acababa de aceptar el caso.

#ayusadaslasjustas

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