Ayuso, la novia de Chucky?

Ayuso, la novia de Chucky?






El sistema representativo es una grotesca distorsión de su propósito. Hay un desprecio mutuo entre votantes y representantes. No hay remedios coherentes. Hay disonancia entre la fe en el sistema y los hechos. Y la verdad es tan penosa cómo difícil de afrontar.

Ayuso es parte de la élite que rodea la riqueza de las grandes corporaciones y el PP abrazó la cultura de las apariencias.

Cuando a Ribera, un taxista le llamó «moderno», no calculaba que era el principio del fin. Los taxistas de toda España habían dejado de hablar bien de Ciudadanos, comprometidos con los enemigos del sector. Un sector que se sincera y transmite lo que después va forjando la opinión pública. Una opinión pública no sólo moldeada por mass media, encuestas dirigidas o políticos creando problemas sin soluciones.

Mal comienzo para Feijó. Sus ganas de cosechar una mayoría absoluta se ven minadas con el decreto Ayuso que arremete contra el taxi.

Mientras, en Catalunya, tanto Ada Colau como Pere Aragonès demuestran la sensibilidad que merecen los trabajadores del negro y amarillo, ganando además unos votos que sus partidos agradecerán.

Todo parece civilizado, decente y justo, además de democrático en un análisis poco profundo ajeno a la problemática del sector, pero si seguimos sus reglas aplastarán al taxi.

Obviamente al tratar a todos por igual significa ignorar sus muchas diferencias y que los VTC salieran a inmiscuirse en un trabajo ya regulado, todo ello gracias a intromisiones empresariales y políticas claramente amorales y poco justificables, en cualquier caso a través del engaño y el secretismo en la más descarada corrupción.

El dinero que pone a la democracia en peligro. Ese dinero que las empresas dominantes llevan a sus oscuros ámbitos de desaparición y lavado de capitales y su tributación nula en el país de origen, así se rediseña la vida diaria al nivel más elemental al cambiar los parámetros habituales.

Los hechos distorsionan la imagen de Ayuso que a través de su comportamiento va transformando su imagen y nos devuelve a La Novia de Chucky. Un reflejo de su burla grotesca a los derechos de los taxistas. Un patrón de comportamiento inimaginable para el más cínico que no confíe en esta democracia.

Ayuso espera que el sector reaccione torpemente. Se equivoca. Por más que sean tratados cómo meros espantapájaros inertes son ellos los que conforman la otra opinión pública. Asociaciones como Élite Taxi aún luchan con creativa imaginación. La de la lucha en la calle. La que pide más vida para todos y menos dinero para los pocos que pretenden una devastación distópica.

Y serán las decisiones de «La Novia de Chucky» las que impedirán la investidura de Feijó. Será el segundo cadáver. La Santa Compaña lo llevará al averno mientras otro irá a La Moncloa.

No lo dice el Necronomicón de Abdul Alhazred sito en la Gran Biblioteca de la Universidad de Simancas. Lo dicen los taxistas víctimas del abuso que prometen venganza en las urnas y lucha en las calles.

#ayusadaslasjustas

Ayuso, la novia de Chucky?