Feijóo anticipa el congreso del PP para julio en plena tensión interna
El pasado jueves por la tarde, comenzó a circular en Madrid el rumor de un posible adelanto del congreso nacional del Partido Popular, originalmente previsto para abril de 2026. Mientras tanto, el Congreso de los Diputados celebraba su sesión plenaria, y la dirección del PP evitaba hacer declaraciones públicas al respecto. Aunque el equipo de Feijóo no confirmó la información, tampoco se apresuró a desmentirla.
Ayuso aprieta y Feijóo oficializa el movimiento
El lunes, Isabel Díaz Ayuso, presidenta madrileña, se sumó a la presión mediática afirmando que era “conveniente” convocar el cónclave para zanjar los rumores. Ese mismo día al mediodía, Feijóo despejó dudas y confirmó ante la cúpula del PP que el partido celebrará su congreso estatal los días 5 y 6 de julio en IFEMA (Madrid).
El objetivo es reforzar el liderazgo de Feijóo de cara a unas posibles elecciones anticipadas y presentar una nueva ponencia política, algo que el partido no hace desde 2017. “Termina el cónclave del Papa y comienza el del PP”, bromeó el líder popular. Oscar Puente publicaba entonces en la red social X: «Nadie le ha explicado que el cónclave es lo que se celebra para elegir sucesor por fallecimiento del anterior«.
Feijóo busca blindarse en el partido
El dirigente gallego aseguró que esta era una decisión reflexionada desde hace tiempo y dejó claro que volverá a postularse como presidente del PP. No se trata de un congreso para debatir liderazgos, sino para reforzar su equipo y rearmar al partido ideológicamente. El motivo oficial es la inestabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez, al que Feijóo acusa de “corrupción e incompetencia”. “No me fío de Sánchez”, declaró.
Pese a todo, en el entorno popular reconocen que Sánchez planea agotar la legislatura hasta 2027, y que el PP necesita mover ficha para no perder impulso político.
El caso Mazón: un lastre para Génova
Una de las principales fuentes de desgaste para Feijóo es Carlos Mazón, actual presidente de la Generalitat Valenciana. La dirección del PP considera que no es viable renovar el liderazgo del partido mientras Mazón siga al frente, arrastrando la polémica por las 227 muertes durante la Dana de octubre.
Feijóo ya habría ordenado buscar una salida pactada para Mazón este verano. Aunque puede cesarlo como líder del PP valenciano, no puede destituirlo como presidente autonómico, y ese es el verdadero problema. Mazón no ha reconocido responsabilidad política y sigue aferrado al cargo, incluso cerrando presupuestos con la ultraderecha de Vox.
La estrategia para facilitar su marcha
El plan en Génova es esperar a que se aprueben los presupuestos autonómicos los días 28 y 29 de mayo, y permitir que Mazón inaugure obras relacionadas con la reconstrucción de la Dana. Así, podría abandonar el cargo con una imagen de buena gestión. De esta forma, cumpliría dos años de mandato y se garantizaría la pensión de expresidente, fijada en 75.000 euros anuales.
Sin embargo, su resistencia complica aún más la situación interna, dando espacio a perfiles como Francisco Camps, quien el pasado sábado mostró intención de volver a liderar el PP valenciano, acompañado por otros antiguos cargos investigados o condenados por corrupción, como Carlos Fabra. Un sector crítico con Mazón que también expresa malestar hacia la cúpula nacional del PP por mantenerlo en el cargo.
El dilema con Vox y la definición ideológica
Otro reto pendiente es la relación del PP con Vox, un tema que se abordará en la ponencia ideológica del congreso de julio. Actualmente, el PP mantiene posturas contradictorias: por un lado, firma pactos con Vox, como en la Comunidad Valenciana, y por otro, intenta distanciarse públicamente. Vox aprovecha cada ocasión para criticar al PP como “blando” y sumiso al PSOE, mientras los populares guardan silencio.
En 2022, Feijóo justificaba esos pactos como “herencia” de la anterior dirección. Ahora, ya no hay excusa: el partido debe definir su posicionamiento claro ante la ultraderecha.
El PP no actualiza su ideario desde 2017
Hace más de siete años que el PP no celebra un congreso ordinario, donde los partidos suelen renovar sus ideas y establecer prioridades políticas. En esta edición, el partido también abordará cuestiones clave como el aborto, la eutanasia y los vientres de alquiler, áreas en las que aún no ha definido si marcará distancia con Vox o abrazará sus postulados.
Además, se debatirá una posible modificación del sistema de primarias en una ponencia sobre los estatutos del partido. También se esperan cambios en la dirección. Uno de los nombres en duda es el de Cuca Gamarra, actual número dos, cuya continuidad está en entredicho por pertenecer al antiguo equipo de Pablo Casado.
Desde La Moncloa, sin embargo, no se toman en serio los planes de Feijóo. Recuerdan que desde que asumió el liderazgo en 2022, actuó con prisa, como si las elecciones estuvieran a la vuelta de la esquina. “Esto no es una carrera de 100 metros, es un maratón”, comentan en los pasillos del Gobierno.