Uber, Bolt y Free Now luchan en los despachos, mientras Cabify patalea por el nuevo Decreto

Cabify patalea por el nuevo Decreto Ley del Gobierno

La empresa de transportes Uber, junto con Bolt y Free Now, se asociaron a través de la marca MOVE EU. De los tres, Uber es quien cuenta con mayores enemigos en todo el mundo, sindicatos de trabajadores, taxistas, políticos o activistas.

En 2013 el iluminado Travis Kalanick quiso convencer a los inversores de que tenía la gallina de los huevos de oro, y le compraron la falacia. No pasó mucho tiempo para que todo el mundo se diese cuenta de que no solo no cumplía las reglas, sino de que no llevaba idea de hacerlo.

Antes de que saliesen a la luz los Uber Files, ya se filtraban conversaciones y reuniones que pretendían reventar el mercado de transporte en el continente sin cumplir las reglas.

Después de lo de «somos jodidamente ilegales«, Uber ha querido limpiar su imagen. Difícil. La empresa al verse restringida en muchos países por su actividad ilegal, cambió la estrategia y comenzó a negociar con las empresas del taxi para que los conductores se asociaran a su aplicación.

Es falso que su idea –como promulgan– sea la de electrificar el tráfico e impulsar la sostenibilidad de las ciudades.

La complicidad de los sindicatos con los lobbies

Hay un movimiento que Uber ha hecho que es cuanto menos singular. Emma O’Dwyer ocupaba un puesto relaciones laborales de Uber en Reino Unido. El diario POLITICO realizó una entrevista a O’Dwyer en la que se autodenominaba como «partidaria laborista de toda la vida».

O’Dwyer fue una negociadora primordial en 2021 entre Uber y el sindicato británico GMB, que había luchado contra la empresa por que los trabajadores fueran empleados. La Corte Suprema del Reino Unido sentenció que los conductores eran trabajadores con derecho a un salario mínimo y pago de vacaciones.

Uber reconoció a GMB como un sindicato que podría representar a los conductores en las negociaciones.

Uber ahora ha contratado a O’Dwyer para supervisar todas las «relaciones laborales en Europa, Medio Oriente y África».


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El sindicato británico GMB, la UGT en España y CCOO, también

El modelo de GMB es uno que Uber busca replicar en otros lugares. A principios del año pasado, firmó un acuerdo histórico con la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF), que representa a 700 sindicatos afiliados en todo el mundo. Una condición notable: eludir el delicado tema de si los conductores de Uber son empleados o autónomos; ese tema polémico permanece fuera de la mesa en las negociaciones con los sindicatos afiliados a la ITF.

Cuando el sindicato se convierte en el tonto útil de la patronal y de los gobiernos, era el titular que escribía Carlos Rodríguez hace un año. Y es que si los sindicatos que se hacen llamar de trabajadores, se posicionaban de parte de las empresas de VTC que trabajaban para Uber, Cabify y Bolt, sin prestar atención a la explotación laboral que sufrían los conductores, o los representantes de los sindicatos eran «el tonto útil» o la actuación era similar a la de O’Dwyer.

Otros sindicatos

Uber también negoció en agosto del pasado año con el presidente del sindicato belga de trabajadores del transporte BTB, Frank Moreels. Aunque hay otros sindicatos que no han llegado a ningún acuerdo con la multinacional, acusándolos de no cumplir con los convenios colectivos y de querer poner una fachada ficticia.

«De los acuerdos que hemos visto hasta ahora, no vemos una verdadera negociación colectiva. Lo que estamos viendo son acuerdos de reconocimiento sindical», dijo James Farrar, secretario general de la ADCU con sede en el Reino Unido.

Uber quiere acaparar el mercado del taxi, a lo suave

Uber entró en todos los mercados arrasando, enfrentándose al sector del taxi y a las normativas globales del transporte, aunque al haber encontrado importantes barreras tanto legislativas como de los trabajadores del sector, ahora ha optado por intentar acomodarse al taxi.

La empresa de transportes disruptiva quiere «asociarse» con todos los taxis para 2025. El año pasado, Uber consiguió convencer a operadores de taxi en Italia y Bélgica para que los taxistas se asociasen a su aplicación y más tarde lo hicieron en Austria, Alemania, Grecia y España.

No todo el mundo ha recibido con agrado estas cooperaciones. El presidente de la Federación de Taxis de Bruselas, Abdessamad Sabbani, calificó la cooperación de «problemática», en unas declaraciones suavemente diplomáticas.

En lo referente a España Uber sí consiguió una importante cuota de taxistas en Madrid que usan su aplicación, aunque en el polo opuesto está Barcelona, donde Uber en la actualidad tiene asociados 184 taxis, un auténtico varapalo, contando con que en el área metropolitana hay 10.521 taxis oficiales. Sin duda, Barcelona es la ciudad que ha avergonzado a Uber en todo el mundo.

La sostenibilidad es la gran mentira de Uber

Otro pilar de la ofensiva de Uber para convencer a los legisladores es la de lo vehículos eléctricos. La empresa en Europa tiene una cuota de vehículos eléctricos de un 5% y de un 26,5 % de vehículos híbridos. En España el sector del taxi está en unos niveles altísimos de taxis con etiqueta ECO. En 2021 la flota de taxis aumentó en un 685% con respecto al año anterior, lo que representa que el 65% de los taxis son eléctricos o híbridos

Para intentar convencer a los legisladores sobre su programa de cero emisiones para 2025 en Reino Unido, Uber ha contratado como principal cabildera en Bruselas Leah Charpentier, que antes ejercía haciendo la misma labor para una empresa de paneles solares.

Los esfuerzos de Uber por ganarse el favor de sus antiguos oponentes también traicionan una verdad más contundente: en medio de los riesgos existenciales, a la empresa le vendrían bien algunos amigos.

Las normas que Free Now, Uber y Bolt pretenden implantar están escondidas bajo el manto de la «transición verde», con la escusa de digitalizar los servicios de transporte a través de la «Urban Mobility», si bien las pretensiones de dicha alianza son liberalizar el sector en todos los países de la Unión.

La UE a punto de aprobar a 4 millones de trabajadores como empleados

La jugada de Uber podría verse afectada si los legisladores de la UE aprueban una propuesta histórica que podría reclasificar hasta 4 millones de trabajadores falsos autónomos, como empleados. Uber niega su vinculación, pero ya hay numerosas sentencias que indican que los trabajadores de Uber, son empleados y no autónomos.

La navegación de Uber entre dos aguas con los sindicatos, nunca ha llegado a tocar el tema de la situación laboral de los conductores.

Mientras Uber lucha por su vida junto a Bolt y Free Now cortejando a sus antiguos adversarios a través de MOVE EU, algunos ya han señalado que no cederán a carantoñas.

Leïla Chaibi, una legisladora francesa que lucha duro en el Parlamento por un proyecto de ley de trabajo de la plataforma de la UE que otorgue derechos a tantos trabajadores como sea posible, no se impresionó cuando se conoció la noticia del nombramiento de Charpentier a principios de abril.

«Uber está renovando su lobby en Bruselas», tuiteó, para «derrotar» el proyecto de ley. «Estimada señora Charpentier, me encontrará en su camino».

Cabify patalea

El taxi ha ganado la batalla a los VTC al haber aprobado el Gobierno en el Consejo de Ministros un Decreto Ley en el se diferencia claramente los que es un servicio público del taxi con lo que es un transporte privado de los VTC.

EL representante de Cabify ha hecho unas declaraciones en las que pataleaba por el nuevo Decreto, y las patronales de las empresas de VTC han asegurado que llevarán a Bruselas el Decreto aprobado por el Consejo de Ministros este martes para blindar al sector del taxi tras la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), declaraciones en caliente que tendrán poca, o ninguna repercusión. El taxi en España a partir de ahora es un servicio público de interés general.