Pedro Sánchez, investido presidente del Gobierno con 179 votos
Según lo previsto, Pedro Sánchez ha sido reelegido en la primera votación como presidente del Gobierno. El líder socialista ha recaudado 179 votos, que le permiten empezar otro mandato. Con la excepción de PP, la ultraderecha y UPN, el presidente cuenta con el aval de una mayoría parlamentaria que no será sencilla de gestionar.
La legislatura, marcada por la tramitación de la ley de amnistía, exigirá a Sánchez capacidad de contorsión para atender las exigencias de los nacionalistas y soberanistas catalanes y vascos, que le prometen estabilidad si cumple los compromisos firmados en las últimas semanas.
El jefe de filas del PSOE, a diferencia de la anterior legislatura necesita todos los votos para asegurarse la gobernabilidad. Tendrá que armonizar los compromisos con Carles Puigdemont y Oriol Junqueras en plena rivalidad entre Junts y ERC, al igual que le corresponderá hacer equilibrios en la competición entre Bildu y el PNV, con elecciones vascas en el horizonte. Todo ello, con la derecha y ultraderecha llenando de arrecifes el camino por las concesiones al independentismo y el sector conservador de la judicatura en pie de guerra. Estas son las prioridades que tendrá que atender al inquilino de la Moncloa.
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Un gobierno sin Podemos
La formación de Ione Belarra e Irene Montero anunció este miércoles que se escindirá del grupo parlamentario de Sumar cuando se confirme que no tendrán presencia en el gobierno de coalición. Ambas ministras de Podemos han seguido el debate de investidura sin mantener contacto con Yolanda Díaz, que este miércoles insistía en que el feminismo que defiende no se reduce a un ministerio, referencia velada en Montero.
Podemos y Sumar han roto definitivamente y a Sánchez ya le va bien, siempre que las diputadas de la formación lila no torpedeen a la mayoría parlamentaria. De los cinco ministerios que le corresponden a Sumar -incluida la vicepresidencia de Díaz- es seguro que su líder asumirá Trabajo. Los comunes tendrán cartera y el nombre mejor perfilado es el de Ernest Urtasun. El PSC también tendrá cuota de poder más allá de Miquel Iceta, ahora en el Ministerio de Cultura.
Gestionar a Puigdemont
La primera jornada del debate de investidura evidenció que Junts se encuentra incómodo cuando Sánchez despliega el discurso de que los pactos con el independentismo sirven para anestesiar lo que fue el proceso y abrir una etapa de «encuentro total» en Catalunya. El viraje en la negociación de Puigdemont implica convivir con la interpretación socialista del momento.
Junts quiere que el presidente entienda la trascendencia de su giro y le facilite un aterrizaje suave al pragmatismo. De ahí las advertencias a Sánchez durante el debate, instándole a no «tentar» la suerte. Nogueras se refirió en todo momento a la necesidad de cumplir el acuerdo político firmado en Bruselas -con un relato del conflicto que satisface a Waterloo-, pero evitó las referencias al preámbulo de la ley de amnistía, con un vocabulario que satisface más al PSOE.
El ruido de las derechas y el agro de la judicatura
Sánchez tratará de alternar los compromisos con el independentismo con el despliegue de una agenda social y económica de acento progresista. Lo transmitió el miércoles en el debate de investidura cuando contrapuso las prioridades del PSOE -desde las políticas de igualdad hasta la emergencia climática- con los recortes de derechos de los gobiernos autonómicos de PP y Vox. Sánchez fue escaso en nuevos anuncios – el más relevante, la gratuidad del transporte público para jóvenes y parados -, pero marcó el esqueleto del camino que quiere recorrer con Sumar.