La Moncloa destituye a la directora del CNI para cerrar el escándalo del espionaje

La Moncloa destituye a la directora del CNI para cerrar el escándalo del espionaje

El escándalo del Catalangate, junto con el espionaje en los teléfonos del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, a la ministra de Defensa, Margarita Robles, y al ministro de Interior, Fernando Grande Marlaska, han hecho que el ejecutivo tome la decisión de cesar a la responsable de los servicios secretos españoles.

Esteban compareció la semana pasada en la comisión de secretos oficiales del Congreso y reconoció que una treintena de personas relacionadas con el movimiento independentista -entre otros el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès – habían sido espiadas con el aval judicial.

La decisión se ha tomado en el consejo de ministros de este martes y el gobierno espera, así, cerrar la crisis abierta por el espionaje, tres semanas después de que trascendiera y cuando las relaciones del gobierno con ERC están más tensadas que nunca.

Los republicanos ya se descolgaron del decreto de medidas anticrisis, que finalmente salió adelante con el apoyo de Bildu, insistiendo en pedir responsabilidades para reconducir la situación. La destitución de Paz Esteban, que pilota el CNI desde febrero de 2020, va en esa línea. Todos los dedos señalaban los servicios secretos desde que trascendió el espionaje. La última renovación en la cúpula del CNI se produjo precisamente poco después de las segundas elecciones de 2019, ya con Pedro Sánchez en la Moncloa.

En su discurso de toma de posesión como nueva directora del CNI, el 10 de febrero de 2020, Esteban expresó a la ministra de Defensa, Margarita Robles, el agradecimiento por lo que la designación suponía de «señal clara de apoyo a la institución».

Dentro del lenguaje críptico que suele emplearse en estos ámbitos, la nueva jefa del CNI subrayó la buena sintonía que había habido con Robles en los siete meses que hacía que había asumido la dirección interina de «la Casa», como se conoce la institución.

Las palabras de Esteban no eran superfluas. Apostar por ella para dirigir el CNI era hacerlo por alguien formado en la casa de los espías, donde entró en 1983, cuando se llamaba Cesid.

Precisamente, en el mismo discurso de la toma de posesión, la directora de los espías reclamó un salto cualitativo en la formación para los miembros del centro, especialmente en el ámbito tecnológico y digital, un aspecto que consideraba imprescindible para cumplir con los cometidos de la institución. Como dato curioso, que corrobora el secretismo con el que trabaja el CNI, Esteban se refirió al apoyo de su familia, «que lo comprende todo sin saber nada ni preguntar».

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