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Nueva condena a Amazon por tener a 3.700 falsos autónomos trabajando como Riders



Vuelve a caer Amazon por sus operaciones fraudulentas. La empresa ha sido condenada por los trabajadores que empleaba en su plataforma Amazon Flex, que creó en 2017 para el reparto de paquetes.

La Justicia ha validado la reclamación de cotizaciones de la Seguridad Social por esos trabajadores. No estaban contratados, pero seguían las pautas y las indicaciones de la aplicación creada para ellos. En total eran 3.688 empleados y han sido representados durante este proceso por el sindicato UGT, que ha sido el primero en publicar el fallo.

El sindicato defiende que «si una aplicación informática, un algoritmo o una IA controlan tus condiciones de trabajo, no solo eres empleado de dicha compañía, sino que tus derechos están amenazados y debe establecerse una regulación y unos acuerdos colectivos que controlen esa automatización».

Amazon todavía puede recurrir la sentencia del juzgado, pero ya es la segunda vez que es condenada por estos hechos. En febrero de 2023 la empresa fue condenada por la relación laboral fraudulenta que tuvo con otros 2.166 repartidores.

El juzgado se sirvió entonces de la doctrina del Tribunal Supremo del 25 de septiembre de 2020 cuando determinó que los repartidores de Glovo tenían una relación laboral con la compañía, lo que supone un nuevo caso de utilización de falsos autónomos por parte de plataformas digitales.

La resolución actual sostiene que existió «subordinación» de los repartidores a la empresa, porque estaban vinculados de «forma estable» al servicio, ya que tenía que darse de alta en la aplicación para poder trabajar.

«La organización y control del servicio corre a cargo de la empresa a través de dicha app, sin que sea real, sino aparente, la autonomía de los repartidores que teóricamente eligen el lugar y el momento de los servicios a atender».

Uno de los argumentos claves es que Amazon establecía criterios para poder darse de alta: controlaba la idoneidad del repartidor para el trabajo, así como la capacidad y el tipo de vehículo que se iba a emplear. También se controlaban «los periodos de conexión y el tiempo dedicado al reparto» a través de la aplicación.

Amazon Flex operó durante años en España. La gente que se apuntaba para trabajar en el servicio tenían que llevar su vehículo, encargarse de los costes como gasolina o reparaciones, y hacer los repartos sin estar contratados.

La situación terminó derivando en familias enteras que se dedicaban a repartir paquetes por toda la ciudad. Hasta la creación de Amazon Flex, la empresa se servía de las grandes empresas de envío de paquetes como MRW, UPS, Correos o SEUR para hacer el trabajo al que no llegaban ellos.

Glovo contra las cuerdas

El pasado 18 de enero la Inspección de Trabajo emitió una sanción contra Glovo por el modelo de contratación de falsos autónomos. El día 24 la Audiencia Nacional suspendió el pago a la tesorería de la Seguridad Social de 64 millones de euros hasta que las sentencias sean firmes, pero si estableció un aval por la misma cantidad más un 10% adicional.

La empresa arrastra desde hace tiempo pérdidas importantes y su matriz, Delivery Hero, ha perdido un 43% de su valor en bolsa en los últimos seis meses. Eso le ha permitido librarse de la multa. La empresa anunció un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para un centenar de trabajadores. Además, Glovo acumula 300 millones de euros en multas, aparte de que Trabajo abrió otras dos inspecciones, una por vulneración del derecho a la intimidad de los trabajadores y otra por contratar a repartidores sin papeles.

Pero la más importante es una querella criminal presentada en la Audiencia Nacional –y admitida a trámite–, por parte del Observatorio de Trabajo, Algorítmico y Sociedad (TAS), en colaboración con la plataforma sindical Riders X Derechos y Taxi Project 2.0, por presuntos delitos contra la hacienda pública y contra la Seguridad Social, delitos de estafa, y delitos contra los derechos de los trabajadores, lo que podría llevar a prisión a los directivos.