Nueva York es ahora el centro de la crisis y no se puede decir que no fueron advertidos.
Andrew Cuomo, el gobernador del estado, lo explicó hace una semana cuando les dijo a los ocho millones de residentes de la ciudad de Nueva York que tan pronto como las pruebas estuvieran ampliamente disponibles, los números de coronavirus «serían impactantes».
Incluso con su terrible advertencia sonando en sus oídos, los neoyorquinos todavía estaban atónitos cuando la verdad finalmente llegó el jueves.
En un solo día, el número de casos confirmados en la ciudad se había más que triplicado a 3.954, casi un tercio de todos los casos de coronavirus en la nación.
De ellos, casi una de cada cinco personas enfermas han necesitado atención hospitalaria, mucho más de lo que es típico, lo que subraya el desafío masivo para el sistema de salud de la ciudad. Al menos 26 han muerto.
«Estamos viendo una explosión de casos aquí en la ciudad de Nueva York «, dijo Bill de Blasio, el alcalde.
Eso es solo el comienzo. «Las últimas cifras reflejan solo la punta de un iceberg», dijo Theodora Hatziioannou, profesora asociada de virología en la Universidad Rockefeller de Manhattan.
«Tenga en cuenta que las estimaciones sugieren que cada persona infectada transmite el virus a otras dos o tres personas, que a su vez pueden transmitir a otros, y usted comienza a comprender la magnitud del problema».
Un contagio que comenzó como una crisis en la costa oeste, afectando a un hogar de ancianos en el estado de Washington y cambiando la vida cotidiana en California, ahora está golpeando la costa este con una venganza.
La ciudad de Nueva York se ha convertido en el centro indiscutible de la pandemia estadounidense, heredando esa sombría distinción de Seattle, que tiene menos de una quinta parte de los casos registrados en Nueva York.
Hoy, una ciudad que se enorgullece de ser la capital mundial de las finanzas, la moda y el futuro se encuentra haciendo una pregunta existencial: ¿puede hacer frente a algo tan antiguo como una enfermedad?
La respuesta no es del todo reconfortante
La escala de la montaña que los hospitales de la ciudad y los trabajadores de la salud deben escalar en los próximos días y semanas es desalentadora, y hay brechas evidentes en la preparación.
Hatziioannou le propuso The Guardian una proyección para Nueva York que, aunque especulativa, indica la prueba potencialmente abrumadora que le espera.
Construyendo en su modelo la suposición de que el 15% de los 8 millones de personas de la ciudad se infectan, se estima que 1,2 millones de personas, 240.000 requieren hospitalización aislada y 48.000 tienen problemas respiratorios y otros problemas tan graves que requerirían cuidados intensivos en una UCI.
«Si todos se enferman al mismo tiempo, entonces no veo cómo el sistema de salud de Nueva York podrá hacer frente», dijo Hatziioannou.
La única esperanza, como la mayoría de los neoyorquinos están llegando a reconocer, es que el distanciamiento social aplanará la curva y no solo reducirá la cantidad de infecciones, sino que las extenderá con el tiempo para evitar un pico catastrófico.
“Tenemos que intentar distribuir la cantidad de infecciones durante el mayor tiempo posible. De esa manera, los casos críticos no requerirán tratamiento en la UCI al mismo tiempo”, dijo.
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