Unidas Podemos afirma que el nuevo TC dejará de ser el juguete político del PP

UP afirma que el nuevo TC dejará de ser el juguete político del Partido Popular

El portavoz adjunto de Unidas Podemos en el Congreso, Enrique Santiago, confía en que el Tribunal Constitucional renovado, menos politizado y con mayoría de juristas rigurosos ayudará sin duda a que las leyes aprobadas por el Congreso tengan menos objeciones en vez de erigirse como el juguete del PP. Y esto no quita, tal y como ha subrayado, que el órgano de garantías despliegue las matizaciones que estime oportunas a los proyectos normativos. Así lo ha indicado el dirigente de IU en una entrevista con Europa Press:

«Lo que no va a ocurrir es que el TC pueda convertirse en una especie de cámara legislatura de tercera lectura, que es lo que han intentado hacer este grupo con (el presidente) Pedro González-Trevijano».

También ha indicado que su espacio no tiene ninguna preferencia sobre quien tiene que presidir el organismo, pero tiene claro que no puede ser una personas politiquera y sediciosa, que convierta el TC en un juguete político del PP como ha pasado con Trevijano.

Preguntado sobre si la renuncia del sector progresista en el Poder Judicial al magistrado José Manuel Bandrés es una derrota, Santiago ha rechazado esa visión al destacar que María Luisa Segoviano es una excelente elección por ser una jurista ejemplar, con una trayectoria marcada a favor de la expansión de los derechos de los trabajadores.

A su vez, Santiago ha criticado que el auto del TC que motiva la polémica suspensión de la tramitación parlamentaria de su reforma en el Senado confirma que es un «bodrio» y una resolución de escasa calidad jurídica, que dice una cosa y la contraria en apenas unos párrafos.

Es más, a su juicio el auto evidencia que el sector conservador hizo auténticos malabares para soslayar la ley y no examinar las recusaciones que presentó su formación contra el propio González-Trevijano, y el magistrado Antonio Narváez, además de evidenciar una extralimitación de sus funciones para vulnerar claramente la inviolabilidad de las Cortes Generales.

«La decisión de eliminar la capacidad de deliberar al Senado sobre una determinada enmienda, además de ser claramente inconstitucional ha puesto al TC en un papel de cámara legislativa, algo incomprensible en un Estado de separación de poderes. Con lo cual, se constata lo que veníamos diciendo, escasa calidad jurídica y clara intencionalidad política en esta decisión».

No obstante, ha indicado que con la cuestión del TC resuelta con la designación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de los magistrados que le corresponden, la urgencia es ahora acabar con el bloqueo del órgano de gobierno de los jueces, que arrastra cuatro años de bloqueo por una actitud sediciosa y de absoluta coordinación entre la derecha judicial y la política.

Por tanto, la posición de Unidas Podemos es que hay que tomar medidas, que van desde reformas para que cesen sus funciones automáticamente los vocales con mandato caducado como marca el sentido común, limitar las competencias del CGPJ a las estrictamente constitucionales (nombramientos, régimen disciplinario, ascensos de carrera judicial y labor de inspección) y pasar el resto al Ministerio de Justicia, como ocurre en Francia, y cambios en el sistema de elección para que nadie pueda bloquear la renovación.

De hecho, ha indicado que mecanismos de elección hay muchos e incluso Santiago desliza que hay opciones incluso que no tienen que llevar necesariamente a rebajar las mayorías de tres quintos, como ponerse de acuerdo para encadenar sucesivas votaciones que no terminen hasta que sean elegidos todos los miembros del CGPJ.

El problema, ha relatado, es la falta de voluntad del PP para desbloquearlo, dado que incumple la Constitución cuando pierde las elecciones diciendo que quiere proteger a la ciudadanía de este Gobierno, como si estuvieran investigados de una autoridad cuasi divina para determinar qué Ejecutivo es legítimo o no.

Incluso el dirigente de IU ha arremetido que ese discurso del PP, en su opinión, no es democrático sino propio de fuerzas nacidas al calor de la dictadura militar, algo lógico si se piensa que fundadores de este partido sustentaron el régimen franquista.