Un estudiante repartidor fallece en un accidente y Glovo le manda un email con el despido
Sebastian Galassi, florentino de 26 años perdió la vida en un accidente de tránsito el día 2 de octubre. Estudiaba diseño gráfico y mientras tanto, para mantenerse, hacía entregas a domicilio por la tarde para la empresa Glovo.
A la mañana siguiente de haber fallecido, los familiares leyeron un correo electrónico, enviado a la dirección del joven por la empresa de mensajería Glovo, para la que trabajaba Galassi antes de morir, anunciando el despido de Sebastián por «incumplimiento de términos y condiciones». La empresa contactó con los familiares para pedir disculpas por el email ‘automático’.
Galassi había perdido a su madre unos años antes. En su tiempo libre disfrutaba jugando al fútbol para el equipo del Rey León. La tarde anterior al accidente, el sábado 1 de octubre, estaba repartiendo un pedido con su scooter en via De Nicola, cuando chocó violentamente con Land Rover.
El choque resultó fatal para el joven, quien a pesar de ser hospitalizado de inmediato en el hospital de Careggi, se encontraba en un estado tan grave que no fue posible salvarlo. La fiscalía estudia ahora como ocurrió el accidente revisando las cámaras de tráfico.
Así crece la triste lista de muertes laborales entre los Riders
En Italia el pasado año, como recordó el alcalde de Florencia Nardella en un mensaje de condolencias por la muerte de Galassi, en Toscana se produjeron otras dos muertes en el trabajo mientras realizaba entregas a domicilio: William De Rose, que perdió la vida el pasado 25 de marzo en Livorno, Rómulo Sta Ana, fallecida el 29 de enero en Montecatini. Hace unas semanas también perdió la vida Roman Emiliano Zapata, que falleció el pasado 19 de septiembre en el Terragno, en la zona de Treviso.
El sindicato CGIL florentina ha indicado que llevan tiempo denunciando las precarias condiciones del sector. En particular, de quienes trabajan con Glovo, Deliveroo y Uber Eats.
La precariedad de los repartidores: 14 riders muertos en un año
De hecho, los trabajadores de estas plataformas de reparto, al no tener la certeza de poder apartar un salario a fin de mes, para poder hacer más entregas y ganar más, se ven obligados a correr.
“Un mecanismo perverso”, comenta la portavoz de CGIL, Lani, “que subyace a la alta siniestralidad del sector: el riesgo que ya conlleva este tipo de trabajo se vuelve exponencial cuando se induce al trabajador a correr. Porque con un envío extra te pagan más y el algoritmo te tiene más en cuenta a la hora de asignar los envíos”.
En Florencia, por ejemplo, escuchamos mucho el tema de las zonas peatonales: algunas empresas envían trabajadores a hacer los recorridos en las zonas peatonales en bicicleta, para ser más rápidos”.
En Italia hay varias sentencias favorables a los Riders para que sean contratados y no trabajen como falsos autónomos. Es el caso de los tribunales de Florencia, Bolonia, Milán, Turín y Palermo, pero hasta la fecha las sentencias no son firmes.
