La crisis no va con ellos: Glovo y Deliveroo se quedan hasta el 40% del importe de los restaurantes
Para muchos restaurantes repartir a domicilio no ha sido una opción. Ya fuera durante el confinamiento o ahora que hay aforo limitado, el «delivery» se ha erigido como una tabla de salvación para facturar y poder seguir pagando el alquiler o los autónomos.
Y la vía más fácil y rápida ha sido hacerlo a través de aplicaciones como Glovo, Deliveroo o Uber Eats.
Pero lo que podía ser una oportunidad, para muchos, se ha convertido en una losa.
Si el volumen de pedidos tampoco ha sido muy alto, muchos restauradores han visto con sorpresa que en la factura final que les llegaba de la aplicación le debían restar casi la mitad de todo lo que habían ingresado, por tanto, la mitad del dinero esfumaban.
Según las facturas que muchos restaurantes diferentes han facilitado a TV3, tanto Deliveroo como Glovo cobran comisiones de hasta el 43%, excluyendo el IVA.
Esto quiere decir, que, casi la mitad de lo que un restaurante puede ingresar para llevar comida a domicilio, se lo llevan las aplicaciones como intermediarios.
Pero quien cobra más comisiones es Glovo, que con 647 euros de facturación, la aplicación le restó 334 euros, más de la mitad del total.
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En este caso, Glovo cobra una comisión del 35%, más una cuota fija de 50 euros quincenales. Por lo tanto, entre ambos y descontando el IVA, Glovo se acaba quedando con casi un 43% de lo que factura el restaurante para reparto a domicilio.
Las plataformas recuerdan que con todas estas comisiones digitalizan comercios sin inversión previa y que tienen una visibilidad muy grande, y que además, con ello pagan la plataforma y a los mismos repartidores.
Paradójicamente, mientras cobran las mismas comisiones a restaurante y cliente, Glovo ha recortado a la mitad el pago fijo a los repartidores de 2,5 euros a 1,25 euros, al margen de variables.
¿Quién asume los descuentos y ofertas? el restaurador
Estas aplicaciones explotan muchas ofertas como envíos gratuitos o 2X1. Pero quien lo asume, es el restaurador de su propio bolsillo.
Lo explica Mario Ponce, propietario del restaurante Cal Marius 449:
«Quién asume todas las ofertas, descuentos y la segunda hamburguesa gratis no es la app, sino el mismo tonto de siempre: el restaurador. A cambio, la app te posicionará para que salgas bien, si no, eres invisible».
El restaurante Cal Màrius 449, muy cerca de la Sagrada Familia de Barcelona, ha sufrido los efectos ya que era lo poco que podía ingresar cuando tuvo que cerrar por el confinamiento.
«Las megacomisiones que llegas a pagar hace inviable el reparto a domicilio. Los profesionales que han visto esto como una oportunidad para sobrevivir han sido engañados».
«Si yo ya vendo con márgenes muy ajustados y, encima, le tengo que descontar un 35% de comisión más el IVA, además de pagar los 100 euros revolucionarios ‘que me pide la app, que me queda a mí? Pues me quedan deudas. Porque yo tengo que descontar lo que pago a camareros, local, luz y materia prima».
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Grandes cadenas con menores comisiones
La paradoja es que las grandes cadenas como McDonalds, Burger King o KFC son las que tienen menores comisiones al poder vender al por mayor.
Aquí el equilibrio de fuerzas cambia, ya que son las multinacionales que tienen la sartén por el mango al proporcionar la mayoría del volumen de pedidos de las plataformas, y, a pesar de jugar con márgenes de beneficio estrechos, no necesitan publicidad.
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