11 de septiembre: Construir la Alternativa desde abajo y a la izquierda

11 de septiembre: Construir la Alternativa desde abajo y a la izquierda

El gobierno catalán se empeña en dar crédito a la mesa de diálogo. Por activa y por pasiva el Gobierno PSOE-IU/Podemos declara que no habrá ni amnistía ni autodeterminación, la alcaldesa Colau de los Comuns lo califica de “tonterías” e incluso la ministra de Administraciones Territoriales se mofaba de si los independentistas todavía no han aprendido la lección. La mesa de diálogo acompaña el aterrizaje autonomista y monárquico de ERC y JxCAT, que entierra el 1 y el 3 de octubre.

Los 3.300 casos de activistas pendientes de juicio nos recuerdan su lección: España es represión y cárcel de pueblos. Pero ni abandonamos la lucha por la libertad de los y las represaliadas, ni olvidamos ni renunciamos a la República Catalana, a la ruptura con la monarquía borbónica y corrupta que nos impuso Franco.

Necesitamos agrupar las fuerzas. Pero no se trata de la llamada estrategia transversal del independentismo, que no nos ha llevado a ninguna parte, sino de unir todas las fuerzas desde el compromiso con la legitimidad y validez del 1 y el 3 de octubre, recuperando la movilización y empezando por la defensa de los compañeros y compañeras amenazados por la represión. Necesitamos un Encuentro nacional de todas las organizaciones, entidades y organismos de defensa de represaliados / as y movimientos para decidir un plan de lucha.

Y no podemos dejar de responder al mismo tiempo a la grave crisis económica. También en este terreno nos encontramos ante los dos gobiernos, que coinciden en la política económica que ha servido para que las grandes empresas ya obtengan beneficios (particularmente altos en la banca, un 20% por encima de los de 2019), mientras la población trabajadora vive un drama social.

El drama de los abuelos y abuelas muertos en las residencias privatizadas y sin recursos

En plena pandemia más del 50% del presupuesto de sanidad catalán acaba en manos privadas y en fondos de inversión. Más del 26% de la población catalana vive bajo el umbral de la pobreza, que sigue creciendo, particularmente entre niños, jubiladas y migrantes.

El suicidio ya es el primer motivo de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años, la franja que sufre la falta de plazas públicas de estudios (sobre todo de FP), más del 40% de paro y una precariedad generalizada (sólo 1 de cada 20 contratos es fijo a tiempo completo).

Las condiciones laborales no dejan de empeorar: más paro, caída salarial (3’6% menos que en 2019), mientras se dispara la inflación (3’3% interanual en agosto), menos seguridad en el trabajo como vimos con la muerte de Xavi, un trabajador de 19 años en la empresa CIDAC de Cornellà. A pesar de la bajada de la actividad productiva, en 2020 hubo 79 accidentes laborales mortales: un 21% más que en 2019.

Con una autonomía catalana que lidera el número de desahucios, también en pandemia. Este primer trimestre del año a un ritmo de 27 al día. Y la Generalitat los acompaña con los Mossos y una fuerte represión contra los movimientos solidarios. Ellos son los responsables de los suicidios en Sant Ildefons de Cornellà o Sants. Una crisis en la que crece la extrema derecha, los feminicidios y las agresiones LGTBfóbicas.

Ahora llegan los fondos europeos y el primer acuerdo entre los gobiernos central y autonómico es la ampliación del aeropuerto de El Prat, todo un ejemplo de lo que entienden por economía «verde y sostenible»: destrucción del medio, más contaminación, más ladrillo, eso sí aplaudido por la gran patronal.

Más beneficios de las grandes constructoras a costa de nuestra salud y más deuda pública que pagaremos nosotros y como ya pretenden con la reforma de las pensiones. Pero la organización de la resistencia popular ha agrietado los partidos políticos implicados en ambos gobiernos y ha derrumbado por el momento el proyecto: una primera victoria que demuestra cuál es el camino.

No es posible afrontar el nuevo embate contra el estado y la implementación de la república catalana, sin responder a estas necesidades urgentes de la clase trabajadora catalana. Necesitamos hacer el vínculo entre las movilizaciones contra la represión y en defensa de las libertades y el derecho de autodeterminación y las luchas para detener gobiernos y patronal, que quieren que la crisis la paguemos la clase trabajadora.

La lucha contra la ampliación del aeropuerto continúa, la defensa de las pensiones contra la reforma y el Pacto de Toledo, la lucha por evitar nuevos cierres y despidos, la de las subcontratas de Nissan para que todos los trabajadores tengan un lugar en la necesaria reindustrialización, contra los desahucios y los precios abusivos de la luz y los servicios básicos, en defensa de la sanidad y la enseñanza públicas, por la regularización de los y las inmigrantes, contra la extrema derecha, en defensa de los derechos de las mujeres y de los colectivos LGTBI.

Por eso hay que construir una alternativa política al autonomismo de ERC y JXC, ligada a la lucha obrera y popular: La alternativa que nos lleve a la república catalana debe ser construida desde abajo y desde la izquierda trabajadora. Apostamos desde nuestra participación en la CUP-Un nou cicle per guanyar que sea un instrumento y motor para este necesario giro a la izquierda, contra las políticas autonomistas y pro patronal del gobierno de ERC y JXC. Esta es la tarea.

11 de septiembre: Construir la Alternativa desde abajo y a la izquierda