Muere la actriz Marisa Paredes a los 78 años

Muere la actriz Marisa Paredes, una de las grandes del cine español

La actriz Marisa Paredes, una de las intérpretes más destacadas de las últimas décadas en España, ha fallecido a los 78 años. La noticia fue confirmada por la Academia de Cine, de la que Paredes fue presidenta. En 2018, recibió el Goya de Honor, el único galardón de este tipo que consiguió, aunque fue nominada en dos ocasiones más, por «La flor de mi secreto» en 1996 y «Cara de acelga» en 1988. Fuentes cercanas a la actriz han indicado que su fallecimiento fue repentino y que, hasta el pasado domingo, se encontraba en perfecto estado de salud. Ese día asistió al Teatro Español para ver la obra Luces de Bohemia, en la que su hija, María Isasi, también actriz, participaba.

Una colaboración memorable con Pedro Almodóvar

Marisa Paredes es probablemente más conocida por su colaboración con Pedro Almodóvar, con quien trabajó en numerosas ocasiones. Su primera participación con Almodóvar fue en «Entre tinieblas» (1983), interpretando a la icónica Sor Estiércol. Este fue el comienzo de una serie de papeles emblemáticos, como en «Tacones lejanos» (1991) y «La flor de mi secreto» (1996), un drama melancólico que muchos consideran su mejor actuación y que le valió una nominación al Goya. En este filme, Paredes dejó algunas de las frases más recordadas del cine español, como el mítico “Ay Betty, menos beber qué difícil me resulta todo”.

La actriz también participó en «Todo sobre mi madre» (1999), «Hable con ella» (2002) y «La piel que habito» (2010), donde interpretó papeles secundarios que demostraron su versatilidad y talento.

Un recorrido internacional con cineastas de renombre

Aunque estuvo fuertemente vinculada al cine de Almodóvar, Marisa Paredes tuvo una carrera internacional impresionante, participando en «La vida es bella» (1997) de Roberto Benigni, un papel breve pero inolvidable. También trabajó con otros destacados directores como Arturo Ripstein en «Profundo carmesí» (1996) y «El coronel no tiene quien le escriba» (1999), Amos Gitai, Raoul Ruiz, y Guillermo del Toro, quien la dirigió en «El espinazo del diablo» (2001), un filme sobre la Guerra Civil Española.

Paredes también fue una figura central en el cine de Agustí Villaronga, con quien trabajó en su ópera prima «Tras el cristal» (1986), una película perturbadora que se ha convertido en un título de culto.

Compromiso político y social

Además de su talento como actriz, Marisa Paredes destacó por su firme compromiso político y social. Como presidenta de la Academia de Cine, estuvo al frente de uno de los momentos más duros de la historia del cine español: la Guerra de Irak. Durante este período, impulsó la realización de una gala en la que se criticó abiertamente al gobierno de José María Aznar por involucrarse en el conflicto. En su discurso, Paredes expresó: “Esta no es una noche tensa, sino libre. No hay que tener miedo a la cultura ni al entretenimiento, ni a la libertad de expresión, ni mucho menos a la sátira, al humor. Hay que tener miedo a la ignorancia y al dogmatismo. Hay que tener miedo a la guerra.”

Este compromiso se mantuvo a lo largo de su vida, siendo una presencia constante en manifestaciones y actos a favor de causas como Palestina, la sanidad pública, y en contra de las injusticias. En los últimos años, también apoyó activamente a Sumar y a Manuela Carmena en sus campañas políticas.

Un legado que va más allá del cine

Marisa Paredes siempre recordó sus humildes orígenes. En numerosas entrevistas, se refirió a sí misma como «la hija de la portera» para destacar que su elegancia era parte de su carácter desde su infancia, cuando ayudaba a su madre en el portal de la Plaza Santa Ana en Madrid. «¿Qué se ha creído su hija, que baja mirando a todos por encima del hombro? Era mi manera de defenderme. Sí; soy la hija de la portera. ¿Y qué?» comentó en una entrevista para XL Semanal.

Marisa Paredes, más allá de su carrera cinematográfica, ha dejado una huella en la cultura española y en la sociedad, marcando un ejemplo de lucha y valentía tanto en su trabajo como en su compromiso con la justicia social. Su legado como actriz, activista y referente cultural perdurará en la memoria colectiva.