Matan en Moscú al general responsable de las fuerzas nucleares

Muere el responsable de la defensa química y biológica rusa en un atentado en Moscú

El teniente general Ígor Kirílov, jefe de la defensa radiológica, química y biológica de Rusia, ha fallecido en un atentado con bomba en Moscú, según ha informado el Comité de Instrucción de Rusia (CIR). El asesinato ha sido reivindicado por Ucrania. El atentado ocurrió cuando Kirílov salía de su hogar junto a su ayudante, quien también perdió la vida en el ataque. Según el CIR, el explosivo estaba colocado en un patinete eléctrico cerca del portal del edificio en la avenida Riazanki, al sureste de la capital rusa.

Posibles responsables del atentado

Fuentes cercanas a la investigación, citadas por el diario Kommersant, señalan a los servicios secretos ucranianos como los posibles responsables del atentado. Kirílov, que había estado al mando de la defensa radiológica, química y biológica de Rusia desde 2017, era conocido por sus frecuentes declaraciones públicas, en las que mencionaba los «laboratorios biológicos estadounidenses» en Ucrania. A los 54 años, Kirílov había sido galardonado con el título de Héroe de Rusia y estaba programado para reunirse con un grupo de periodistas el mismo día de su muerte.

Un objetivo internacional

El cargo de Kirílov lo convirtió en un objetivo tanto de investigaciones como de sanciones internacionales, debido al historial del Kremlin relacionado con el uso de armas químicas. Este lunes, fiscales ucranianos acusaron al general de haber utilizado armas químicas prohibidas en Ucrania. Además, el Reino Unido había sancionado a Kirílov y su unidad en octubre, acusándolos de facilitar el uso de armas químicas en el conflicto. El gobierno ruso ha negado estas acusaciones, al igual que las de Estados Unidos, que también han acusado a las tropas rusas de emplear armas químicas, como la cloropicrina, en Ucrania.

El uso de armas químicas en Ucrania

La cloropicrina, un líquido aceitoso con un olor picante, es un agente asfixiante prohibido por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Se utilizó durante la Primera Guerra Mundial como gas lacrimógeno. Aunque Rusia ha afirmado que ya no posee un arsenal químico militar, sigue enfrentando presión internacional para ser más transparente sobre el posible uso de armas tóxicas en el conflicto en Ucrania.