Ingresan en prisión los cabecillas de la organización violenta del Barrio de la Mina en Barcelona

Ingresan en prisión los cabecillas de la organización violenta del Barrio de la Mina en Barcelona

Los Mossos d’Esquadra han desmantelado una organización criminal dedicada a cometer un amplio abanico de delitos la mayoría de ellos asociados al tráfico de drogas, los robos con fuerza a establecimientos y la carga de camiones de transporte de mercancías.

El operativo policial ha permitido detener a 28 personas, todas ellas nacionales, nueve de las cuales han ingresado en prisión, entre ellas los principales líderes del clan.

La investigación se inició el mes de junio de 2019 cuando los Mossos tuvieron conocimiento de que diferentes personas de un mismo clan familiar asentado en el barrio de La Mina de Sant Adrià de Besòs estarían detrás de diferentes delitos cometidos con violencia en los últimos meses.

Fruto de las pesquisas policiales, los investigadores determinaron que los presuntos autores de los hechos serían personas de una misma familia, las cuales integrarían una organización criminal perfectamente estructurada y dedicada a cometer diferentes tipos de ilícitos penales de forma reincidente y continuada, principalmente delitos asociados al tráfico de drogas, robos con fuerza en establecimientos comerciales y mercancía de camiones y tenencia de armas.

Amplia y compleja estructura criminal

La investigación determinó que la estructura jerárquica de la organización aprovechaba en parte la estructura familiar existente.

A pesar de estar conformada en diferentes escalones jerárquicos, no seguía una estructura piramidal típica, sino que la constituía un entramado de diferentes células familiares que se relacionaban entre ellas, pero ante problemas o desacuerdos era el escalón más alto el que tomaba las decisiones.

A partir de esta estructura eran los grados de violencia y la capacidad de generar «respeto» lo que marcaba el posicionamiento de cada miembro dentro del grupo.

Los agentes determinaron que más de una treintena de personas conformaban la estructura, distribuidas en diferentes niveles jerárquicos y con diferentes roles asignados.

Los niveles superiores de la organización estaban conformados, de forma estable y permanente en el tiempo, exclusivamente por personas con diferentes vínculos familiares.

La parte más baja de la estructura era integrada por personas que no eran necesariamente familiares y tenían una permanencia más esporádica dentro del grupo en función de las necesidades del clan.

Cuando a la jerarquía, los policías constataron que existían cinco niveles bien diferenciados.

En el primer nivel de mando encontraban los dos patriarcas del clan. Un como máximo líder y el otro como lugarteniente conformaban el centro de decisiones y cualquier acción del grupo debía contar con su aprobación.

A continuación, se encontraba el segundo nivel, formado por tres hermanos de uno de los líderes.

Este segundo nivel se podría definir como un órgano de confianza, formado por personas de edad madura que aconsejaban los líderes y que trasladaban sus órdenes al resto de miembros.

En un tercer nivel se encontraba el brazo ejecutor de las órdenes de la dirección.

Estaba formado por los más jóvenes del clan que conformaban un grupo sólido y firme encargado de llevar a la práctica todas las actividades ilícitas aprobadas por los líderes.

Ingresan en prisión los cabecillas de la organización violenta del Barrio de la Mina en Barcelona

No dudaban en emplear la violencia para conseguir sus objetivos, uno de los más marcados era controlar y someter cualquier grupo rival de la zona.

El cuarto nivel lo integraban familiares que colaboraban con todos los anteriores en tareas de apoyo, les daban apoyo y cobertura para llevar a cabo las actividades ilícitas. Principalmente actuaban como testaferros, escondían dinero y armas de la organización y participaban en la gestión de las plantaciones de marihuana.

El último nivel lo conformaban las personas que trabajaban para los miembros de los niveles superiores, se encargaban de tareas menores tales como el cuidado de las plantaciones, la venta de sustancias estupefacientes, las gestiones para conseguir electricidad fraudulentamente para sus actividades de cultivo o apoyar para cometer delitos patrimoniales.

Estas personas, a pesar de no ser familiares del clan, gozaban de la protección de la organización y esto les proporcionaba el respeto de los vecinos del barrio y de otros clanes de la zona.

Comisión constante de delitos y lucha por el control del territorio

En el periodo de tiempo que duró la investigación, los mossos confirmaron que la organización habría participado en un gran número de actos ilícitos de diferentes tipologías, las que suponen su modus vivendi, ya que no se les conoce ninguna actividad que les genere ingresos lícitos.

Sus actividades delictivas se centraban principalmente en tres ejes básicos: delitos de coacciones de carácter violento, contra el patrimonio y contra la salud pública.

Así, cuando a los delitos relacionados con el uso de la violencia destacarían principalmente las coacciones, que ponían en práctica como método de obtener dinero de forma rápida y mantener un estado de terror en la zona.

Sus acciones eran del todo indiscriminadas y de gran violencia, si había que hacían uso de armas de fuego, y siempre escojan como objetivo personas que los ofrecerían poca resistencia.

En relación con los delitos contra el patrimonio destacarían los robos de las cargas de camiones estacionados en Áreas de servicio, un delito que les proporcionaba grandes beneficios.

También se dedicaban al cultivo y la venta de marihuana.

Durante la investigación se desmantelaron varias plantaciones de tipo «indoor» de diferentes miembros de la organización, y se constató que últimamente habían apostado por este tipo de actividad por su rentabilidad y las bajas condenas que conlleva penalmente.

También se han detectado relaciones de la Organización con la venta de sustancias estupefacientes en el barrio de la Mina como cocaína y heroína.

Aunque estas relaciones se encontrarían dentro del ámbito de financiación, simplemente financiaban la actividad y cobraban intereses.

Este amplio abanico de acciones delictivas permitía a los miembros de la organización criminal disfrutar de un alto nivel, lo que indicaría también que el grupo podría estar implicado en un delito de blanqueo de capitales.

Para conseguir sus objetivos imponían un clima de terror en la zona, gracias a su amplia estructura, con la actuación grupal para afrontar situaciones de crisis y con la utilización de la violencia con armas de fuego.

Gracias a este clima conseguían imponer una ley del silencio que dificultaba cualquier investigación policial o judicial ante la inexistencia de denuncias y cooperación con la policía.

Macrooperación

El día 2 de julio se llevó a cabo un operativo policial que permitió detener 28 miembros del entramado criminal y realizar 29 entradas y registros en diferentes domicilios de la organización en Tordera, Maçanet de la Selva, Terrassa, Palau-solità i Plegamans, Barcelona y Badalona.

Macrooperación en el barrio de La Mina de Barcelona con 500 Mossos desplegados

En las entradas a los mossos intervinieron 39.000 euros en efectivo, ocho vehículos de gama media y alta valorados en más de 300.000 euros, 1,5 kg de oro que tendría un valor de unos 55.000 euros y más de 15.000 euros en diferentes productos electrónicos, así como cuatro pistolas semiautomáticas, un fusil automático AK47 operativo, 639 proyectivos de diferente calibre, 10 armas de fuego simuladas y 55 armas blancas o contundentes prohibidas.

También se desmantelaron ocho plantaciones de marihuana con las plantas crecidas y tres plantaciones más que tenían sólo la infraestructura, de estas dos instaladas en dos pisos de La Mina y otra en Terrassa.

En el operativo también participaron seis técnicos de Endesa que detectaron fraude eléctrico en once de los domicilios inspeccionados, todos ellos asociados al cultivo de marihuana.

Este tipo de fraude, además de provocar graves molestias al resto de usuarios para cortes continuos en el fluido eléctrico, supone también un peligro importante para las estructuras y las personas por la sobrecarga de las líneas y la precariedad de las instalaciones.

Entre los días 4 y 6 de julio pasaron a disposición judicial 15 de los detenidos, de los que nueve ingresaron en prisión, entre ellos los principales líderes, y el resto quedaron en libertad con cargos.

Los otros once arrestados quedaron en libertad a la espera de ser citados a declarar por el juez.

Ingresan en prisión los cabecillas de la organización violenta del Barrio de la Mina