García Albiol criminaliza a los centenares de personas que vivían en la nave de Badalona
La tragedia del incendio en la nave de Badalona ha mostrado la cara más cruda de la pobreza y la exclusión social, que se está agravando día a día por el impacto de la pandemia, tal como alertan desde hace meses las entidades sociales.
SOS Racismo reprocha a las administraciones el incumplimiento de respetar, proteger y garantizar el acceso a derechos básicos como el padrón, la atención social y la vivienda digna a las personas más vulnerables y denuncian el racismo «institucional» de las políticas migratorias, que vierten muchas personas a la irregularidad, la precariedad y la exclusión.
Del mismo parecer es el director de Arrels, Ferran Busquets, que lamentaba las declaraciones del alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, criminalizando los cientos de personas que vivían en la nave industrial donde se produjo el incendio.
Así lo señalaba el director de Arrels, que en la ciudad de Barcelona atiende la problemática de las personas sin hogar:
«No se puede hablar de problemas de convivencia cuando se está vulnerado sus derechos sistemáticamente».
«El drama es que la protección está fallando con unos servicios sociales colapsados».
Para Busquets, la emergencia social está llevando al «límite» con más rapidez personas que podrían terminar «tocando» la calle en quedarse sin los trabajos con que podían sobrevivir.
«Un sintecho está en la calle, pero también tenemos los que no pueden pagar la habitación o los que ocupan el sofá de casa del amigo», dice Jesús Ruiz, director del centro Asís de acogida de personas sin techo, que en los últimos meses ha notado el incremento de mujeres solas o con hijos, víctimas de la exclusión residencial, a las que dan alojamiento.
Ruiz en plena pandemia repartía comida a 150 personas en la zona de Sarrià:
«La crisis ya la tenemos y es un tsunami. La gente no duerme en la calle y los comedores sociales porque quiere».
El teniente de alcaldía de Prevención y Seguridad en el Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, explicaba ayer que en la ciudad hay cerca de 70 asentamientos ilegales donde viven unas 400 personas, pero sin que en ninguno de estos se congregue el volumen de personas que había en la nave incendiada.
Una de las entidades que trabaja con las familias que viven en asentamientos estables es Amigos Movimiento Cuarto Mundo.
«Las familias no pueden acceder a las listas para una vivienda y rezan para no sufrir un desalojo porque llevan los niños a la escuela», explica la voluntaria de la entidad, Silvia Torralba.
La mayoría comparten techo en naves, oficinas bancarias o solares abandonados.
García Albiol criminaliza a los centenares de personas que vivían en la nave de Badalona