Dimite el presidente golpista de Perú, Manuel Merino, tras los incidentes

Dimite el presidente golpista de Perú, Manuel Merino, tras los incidentes

El presidente golpista de Perú, Manuel Merino, ha renunciado a su cargo de interino en medio de la furia nacional por el asesinato de dos manifestantes en una represión policial brutalmente dura contra las grandes manifestaciones a favor de la democracia el sábado.

En un discurso televisado a la nación, Merino anunció su renuncia e insistió en que actuó dentro de la ley cuando asumió el cargo como jefe de estado el martes, luego de que el Congreso destituyera al presidente electo en una votación de juicio político.

La noticia de la renuncia fue seguida inmediatamente por el sonido de bocinas, caceroladas y vítores en los vecindarios de la capital peruana.

La muerte de dos hombres de unos 20 años por heridas de bala el sábado aumentó el clamor público por la renuncia de Merino.

Las víctimas, identificadas como Jack Brian Pintado Sánchez, de 22 años, y Jordan Inti Sotelo Camargo, de 24, fueron las primeras muertes en casi una semana de disturbios por la polémica destitución de Martín Vizcarra como presidente y su reemplazo por un gobierno de facto, considerado por la mayoría de los peruanos como un golpe de Estado.

“Dicen que fue herido de bala en el corazón, murió así y fue traído como cadáver”, dijo el padre de Sotelo Camargo a los periodistas locales en la entrada del hospital de Lima donde habían llevado el cuerpo de su hijo, pidiendo a Merino que asumir la responsabilidad.

El coordinador de derechos humanos de Perú informó que más de 40 personas estaban desaparecidas después de la marcha del sábado en medio de múltiples informes de represión policial con mano dura contra manifestantes pacíficos.

El Ministerio de Salud informó que más de 90 personas estaban recibiendo tratamiento por lesiones.

Las imágenes de las protestas del sábado mostraron a cientos de policías antidisturbios usando porras y escudos contra manifestantes en gran parte pacíficos, gas lacrimógeno y perdigones disparados directamente contra multitudes o individuos y tanques usando cañones de agua.

Incluso hubo informes de gases lacrimógenos lanzados desde helicópteros que sobrevolaban el centro de Lima, desde donde los manifestantes informaron que las luces de las calles se habían apagado y los teléfonos móviles bloqueados durante la marcha.

Las protestas diarias aumentaron durante la semana, que culminaron con manifestaciones a nivel nacional exigiendo la renuncia de Merino, el ex presidente del Congreso, con decenas de miles de personas llenando las calles de Lima y decenas de pueblos y ciudades.

“Hubo un uso irracional y abusivo de la fuerza en Lima. Exijo que el presidente de la república muestre la cara y le dé explicaciones al país”, dijo el defensor del pueblo de Perú, Walter Gutiérrez.

Erika Guevara, directora para las Américas de Amnistía Internacional, dijo:

“Exigimos investigaciones imparciales sobre las violaciones de derechos humanos en las protestas en Perú, incluida la muerte de dos jóvenes estudiantes. Quienes cometieron estos delitos y sus altos funcionarios deben ser investigados al más alto nivel».

Así lo expresó Mario Vargas Llosa, autor peruano y premio Nobel, en un mensaje de video:

“Dos jóvenes han sido sacrificados de manera absurda, estúpida e injusta por la policía.  Creo que es imperativo que cese la represión, que es contra todo el Perú, porque es todo el Perú el que está protestando”.

La abrupta sustitución del popular presidente por Merino, un político poco conocido y de dudosa trayectoria, causó revuelo en la capital peruana, provocando algunas de las mayores manifestaciones en más de una década.

George Forsyth, el político que lidera las encuestas como candidato presidencial para las elecciones del próximo año, había exigido la renuncia inmediata de Merino, diciendo en un tuit que “sus manos estaban manchadas de sangre”.

Dijo que el Congreso debería elegir un nuevo presidente de los 19 legisladores que votaron en contra del juicio político de Vizcarra por acusaciones de soborno no probadas.

De los 130 miembros del Congreso, 105 votaron a favor de la destitución del líder centrista el lunes.

El expresidente expresó su tristeza por las muertes:

“Lamento profundamente las muertes causadas por la represión de este gobierno ilegal e ilegítimo.

Mi más sentido pésame a las familias de estos héroes civiles que, ejerciendo su derecho, salieron en defensa de la democracia y en busca de un mejor país. El país no permitirá que la muerte de estos valientes jóvenes quede impune”.

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