Detienen en Ecuador a 'la diablesa', que explotaba sexualmente a mujeres en Elche

Detienen en Ecuador a ‘la diablesa’, que explotaba sexualmente a mujeres en Elche

La Policía Nacional junto a integrantes de la oficina central de la Interpol en Quito han detenido en Ecuador a Viviana Andrea Vallejo, que figuraba entre los 10 fugitivos más buscados por este cuerpo de seguridad y Europol por presuntamente pertenecer a una organización criminal internacional que llevaba a mujeres desde el país latinoamericano al Estado, en concreto a una vivienda de Elche (Alicante), para prostituirlas en condiciones abusivas durante 24 horas al día, toda la semana, y sin derecho a descanso alguno. La arrestada está acusada de los delitos de tráfico de seres humanos con fines sexuales, tráfico de drogas y blanqueo de capitales.

La mujer, conocida como «la diablesa», vivía en la ciudad con algunos de sus familiares, pero al ser consciente de los cargos a los que debía enfrentarse, decidió regresar a su país natal, donde tenía el apoyo de la organización para ocultarse de la acción de la justicia, según informó la policía en un comunicado. Por último, pero pudo ser detenida en Machala (Ecuador) el pasado viernes.

El operativo de detención de la diablesa arrancó cuando, a principios de enero de este año, agentes de la Sección de Fugitivos del cuerpo estatal tuvieron conocimiento de la reclamación judicial interpuesta sobre esta mujer. La red de explotación a la que pertenecía ofrecía las víctimas venir a España a cambio de 1.500 euros, cantidad que debían devolver ejerciendo la prostitución en un piso regentado por la arrestada, sin especificar las condiciones en las que realizarían la actividad.

Para el viaje a España, las víctimas debían ponerse en contacto con otro miembro de la organización que les proporcionaba los billetes de avión, reservas de hotel y documentación fraudulenta. Una vez en el Estado, se las trasladaba a un piso de la localidad alicantina de Elche, gestionado por la detenida, y donde debían ejercer la prostitución. Allí se les informaba que la deuda contraída con la organización ascendía a 3.000 euros.

Las condiciones en las que las víctimas debían trabajar como prostitutas eran abusivas. Debían estar disponibles 24 horas al día, siete días a la semana, sin derecho a descanso. Sólo podían salir del piso una hora al día para realizar encargos personales, pero si les surgía un servicio, estaban obligadas a volver al piso. Además, compartían las habitaciones donde «trabajaban» y les sacaban el dinero que ganaban para saldar la supuesta deuda que tenían con la organización.

La diablesa no sólo se encargaba de vigilar a las víctimas, sino que aparte de eso, también suministraba cocaína en el piso, ya que éste era otro de los servicios que ofrecían a sus clientes. Por estos hechos, la fugitiva se enfrenta a una pena máxima de 32 años de cárcel.

De las investigaciones realizadas por la Policía Nacional de Colombia se pudo determinar que efectivamente estaba en el país. Concretamente, en una zona de difícil acceso al interior de la selva, en una localidad muy próxima a la frontera con Ecuador.

Además, se tuvo conocimiento de que la fugitiva tomaba numerosas medidas de protección, entre las que se encontraba desplazarse a veces a territorio ecuatoriano, donde al parecer también tenía una amplia red de colaboradores que le ayudaban a ocultarse.

Aparte de esto, durante el desarrollo de la investigación y después de tener conocimiento de que la diablesa podría estar moviéndose entre Colombia y Ecuador, agentes de la Sección de Fugitivos y del OCN-Madrid estuvieron cooperando en intercambio de España-Colombia-Ecuador), en unos encuentros celebrados en Buenos Aires.