Consejos para la adopción de perros

Consejos para la adopción de perros

Cada año se encuentran en las ciudades miles de perros abandonados. A menudo estos animales fueron adoptados en su momento por personas que no eran conscientes del tiempo y atención que deberían dedicar a sus nuevos compañeros de vida.

Por ello, recomendamos seguir unas pautas previas antes, durante y después del proceso de adopción del animal, para que este proceso resulte exitoso para adoptantes y adoptados.

Cuál es el nuevo miembro de la familia que mejor se puede adaptar a nuestro hogar

En primer lugar, cabe preguntarse por qué queremos adoptar un animal. Los perros son seres vivos que pueden llegar a vivir hasta 18 años, y, por tanto, les tendremos que dedicar mucho tiempo de nuestra vida. No son juguetes que, cuando dejan de interesarnos, podemos arrinconar en un lugar de la casa: necesitan atención física y cariño.

Tenemos que decidir si es un buen momento para adoptarlos y si, por razones de trabajo, hay que trasladarse o viajar a menudo, o no queremos llevarlos de vacaciones, tendremos que tenerlo en cuenta.

En función de este parámetro y asesorados por los profesionales de los centros de acogida y protectoras, debemos valorar el tipo de animal, la edad y el temperamento que necesitamos. Todos estos elementos serán determinantes a la hora de adoptar con éxito un animal de compañía para nuestro hogar.

Debemos tener el tiempo diario adecuado para el cuidado y atención

Antes de adoptar un animal, debemos pensar en nuestra rutina diaria y pensar si al final de la jornada laboral nos quedará tiempo libre para dedicarle. Los perros quieren estar acompañados casi siempre y también necesitan que se les saque a pasear.

Si no tenemos suficiente tiempo, siempre es preferible apadrinar un perro a una protectora y aportar una cantidad económica periódicamente para su mantenimiento, que descubrió que no le podemos dedicar el tiempo que necesita una vez adoptado.

Preguntémonos honestamente si podemos mantenerlo

Los animales suponen un coste económico en alimentación, limpieza y desparasitación, visitas al veterinario, un educador (si fuera necesario), y elementos del hogar como camas, correas y juguetes. Debemos tener en cuenta antes de adoptarlo y hacer los cálculos necesarios para ver si nuestra economía familiar nos permitirá mantener un compañero a lo largo de los años.

Debemos dedicar tiempo a su educación y adaptación

Debemos comprometernos a ayudar al nuevo miembro de la familia a adaptarse a su nuevo hogar para que se encuentre cómodo, tanto dentro como fuera, para garantizar la buena convivencia.

A menudo, dependiendo de la edad del animal y otros aspectos, tendremos que afrontar los problemas que pueda provocar su comportamiento. Debemos valorar si tendremos paciencia para ayudar al animal y acompañarlo cuando se presenten los conflictos.

Adoptar un cachorro, por ejemplo, siempre es muy goloso, pero requiere mucho más tiempo, paciencia y conocimiento que un animal más adulto, que ya tendrá su personalidad definida. Según el tiempo que tengamos y de nuestra experiencia, debemos elegir la opción que mejor se ajuste a todo lo que le podemos ofrecer al animal.

Cumplir la normativa vigente respecto a la tenencia de animales de compañía

Debemos valorar si seremos responsables hacia la vida en común con el animal. Tanto la ley como nuestra conciencia nos obligan a adquirir una serie de responsabilidades.
Los perros están obligados a tener un microchip identificativo. Los veterinarios son los únicos profesionales autorizados para implantarlo y también los encargados de darlo de alta en el Archivo de Identificación de Animales de Compañía (AIAC).

Además, tendremos que registrar el animal en el censo de animales de compañía del Ayuntamiento del municipio donde residimos.

Una vez hemos decidido que vamos a cumplir con estas pautas previas para la adopción de un nuevo miembro de la familia, debemos elegir el lugar donde vamos a buscarlo. Los animales de compañía pueden adoptar los refugios, protectoras o centros de acogida. Esta es una opción muy buena, ya que a menudo son centros con pocos recursos y muchos animales, y podemos colaborar liberándolos de la carga que supone la atención diaria de todos los animales.

Las personas que trabajan en estos centros son profesionales que conocen muy bien los animales que cuidan cada día, y nos pueden aconsejar a la hora de elegir un compañero de vida que se adapte a nosotros.

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