Comienza el juicio por la masacre de Napalpi en Argentina
Juicio por la masacre de Napalpi

Comienza el juicio por la masacre de Napalpi en Argentina

Melitona Enrique murió a los 107 años, en 2008, sin saber que catorce años después se haría realidad, al menos en parte, la reparación histórica. Luchó por ello toda su vida. Melitona fue una de las sobrevivientes de la Masacre de Napalpi (1924). Alrededor de 200 a 300 personas de las comunidades qom y moqoit murieron en la masacre.

En un tiroteo, 130 policías, gendarmes y paramilitares reprimieron una protesta comunitaria. Los cuerpos fueron incinerados y enterrados en fosas comunes; la historia, por otro lado, fue negada o distorsionada. El 19 de abril se inició por primera vez un juicio por parte del Estado argentino para juzgar crímenes de lesa humanidad contra pueblos indígenas en la ciudad de Resistencia (Chaco).

Melitona no pudo declarar ante los fiscales que todavía era una niña, pero mantuvo vivos esos hechos en su mente (de la misma manera y en otros miembros de la comunidad) a través de la tradición oral. Esto permitió a la comunidad encontrar testigos, más allá del silencio impuesto por el terror en este tipo de procesos.

Es la menor de los doce hijos de Sabino Melitona, la única sobreviviente, y contó a la fiscalía lo que había pasado su madre. “Él siempre recordaba esa triste historia. Relató que ellos [la comunidad] estaban en ese lugar antes de que se creara la llamada reducción de los indios Napalpi [obligando a los indígenas a vivir en esos lugares]. Crearon una especie de administración para dar trabajo a los aborígenes.

Dice que sus padres trabajaban en la poda, el cultivo y la cosecha. pero que les pagaban muy poco, y que empezaron a quejarse. Además de no tener suficiente dinero, no había atención médica ni nada”. Sabino recuerda que su madre no hablaba mucho del tema, porque la entristecía mucho, y cuando se enteró de que había personas que sobrevivieron a la masacre, empezaron a venir muchos periodistas.

Comienza el juicio por la masacre de Napalpi en Argentina
Un indígena pasa junto a un cartel que representa la Masacre de Napalpi en la localidad argentina de Napalpi.

Juicios a favor de la verdad

La Cámara Federal falló a favor de un juicio a favor de la verdad, que conduciría a una «reparación histórica y simbólica» a los pueblos oprimidos, perseguidos, asesinados y desamparados de los pueblos originarios argentinos. Dado que no hay sobrevivientes, el juicio de la verdad es la vía adecuada para garantizar el derecho a la verdad, a la reparación integral y para evitar que se repita. Zunilda Niremperger, jueza federal de la ciudad de Resistencia, ordenó el uso del mecanismo el 10 de septiembre y dijo que los delitos eran «crímenes de lesa humanidad y, como no prescriben, se iban a juzgar».

Los juicios a favor de la verdad son procedimientos judiciales sin consecuencias penales. Estuvieron recluidos en Argentina durante dieciocho años porque los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura no podían ser sancionados, ya que las leyes de obediencia, punto y fin e indultos garantizaban la impunidad.

Estos juicios orales fueron realizados por organizaciones de derechos humanos: buscaron estrategias alternativas para combatir la impunidad exponiendo la verdad a través de la justicia. Con el paso de los años se derogaron las leyes de impunidad, se iniciaron procesos penales y se acusó a los responsables del terrorismo de Estado. En estos casos se tuvo en cuenta la prueba recabada en los juicios por la verdad.

La masacre

La Masacre de Napalpi tuvo lugar el 19 de julio de 1924. Según registros históricos, evidencias de la averiguación previa de la Unidad Fiscal muestran que unos 130 policías y un grupo de civiles marcharon desde Quitilipi hasta Napalpi por orden de Fernando Centeno, entonces gobernador del Chaco, para silenciar las protestas de los pueblos indígenas y criollos (europeos americanos). Exigían pagar bastante por la cosecha de algodón, por ejemplo, y salir del territorio chaqueño para trabajar en las máquinas de Salta y Jujuy, pues les pagaban mejor.

Según varios historiadores, en el minuto 45, la policía disparó unas 5.000 balas de fusil contra los habitantes de Napalpi. Se estima que hay 423 víctimas, entre aborígenes de Santiago del Estero, Corrientes y Formosa, y los involucrados en la recolección. El 90% de ellos eran de comunidades nativas. Unos 38 niños escaparon, pero al menos la mitad fueron llevados a las aldeas de Quitilipi y Machagai. «Algunos de los ancianos que presenciaron la masacre aún están vivos», dijo Sabino. “El hecho es que muchos de ellos huyeron después de la masacre, por miedo, y se escondieron”.

Investigación preliminar

En 2014, la Fiscalía abrió una investigación preliminar para recoger las voces de los sobrevivientes de las comunidades Quom y Moqoit, como Pedro Balquinta y Rosa Grilo, así como las historias de sus descendientes, como Sabino: “Fui a declarar en 2014. y dije que me acordaba de lo que me había dicho mi madre. Como yo era su traductor, me tomaron como testigo”. También recogieron documentos históricos proporcionados por diversas instituciones.

Las audiciones se realizarán en un auditorio de la ciudad de Resistencia (capital del Chaco), dos veces por semana, y otra en el interior de la región. Primero se escucharán las voces de los sobrevivientes y sus descendientes, y luego testificarán investigadores, historiadores, sociólogos y antropólogos. La Secretaría de Derechos Humanos del Chaco propuso que el debate se dé a través de las redes sociales para que las comunidades puedan ver las audiencias.

Las partes propusieron 40 testimonios, incluido el de Rosa Grilor: tiene 114 años y pertenece a la comunidad Qom. En el proceso se proyectarán audiovisuales de entrevistas a sobrevivientes de la masacre y ya fallecidos: Melitona Enríquez, Rosa Charar (pueblo Quom) y Pedro Balquinta (pueblo Moqoit). Eran niños cuando ocurrió la masacre y lograron sobrevivir saltando en las montañas durante semanas, tomados de la mano de un miembro mayor de la familia. Grilo y Balquinta pudieron declarar cara a cara.

El 19 de abril es también el Día de los Aborígenes Americanos, un día para conmemorar el primer Congreso Indígena Interamericano: realizado en México en 1940 cuando Estados Unidos firmó el Documento de Pátzcuaro para proteger y preservar las culturas nativas del continente. “Creo que es importante declarar, esclarecer lo sucedido y hacer una reparación histórica. Hoy la discriminación no es cosa de palos, sino que los aborígenes solo nos respetan en la campaña, cuando nos dicen que la tierra es nuestra y tal, y luego se olvidan”.

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