Un nuevo escándalo de fraudes en Amazon podría ser el último thriller del año

Un nuevo escándalo de fraudes en Amazon podría ser el último thriller del año

Podría parecer una nueva película de intriga: Un empresario de Brooklyn mete 8.000 dólares en un maletín y pide un Uber para enviárselo a sus cómplices. Miles de dólares cruzan el mundo a través de MoneyGram, PayPal y cuentas bancarias extranjeras en una trama para estafar más de 100 millones de dólares a través del gigante minorista en internet y a sus clientes.

Pero es la historia real de una red de consultores de comercio electrónico y exempleados de Amazon.com Inc. que, según los fiscales federales de EE.UU., sobornaron a trabajadores de Amazon durante más de tres años para obtener acceso a los secretos de la compañía, según consta en una denuncia de 38 páginas del 18 de septiembre, y que ahora a salido a la luz.

Los acusados ​​presuntamente amañaban a su favor la plataforma Amazon, donde compradores de todo el mundo gastan miles de millones al año.

Seis personas han sido acusadas de conspirar para pagar sobornos, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos.

El alcance de la confabulación solo refleja el tamaño de Amazon, donde una estafa puede prosperar durante años sin ser detectada.

La compañía emitió un comunicado para indicar que cooperó con la investigación y que espera que las acciones de unos pocos malos vendedores no resten valor a los ‘honestos esfuerzos de todos los buenos’.

A Amazon le gusta contar historias conmovedoras de pequeñas y medianas empresas (PYMES) que son impulsadas a nuevos estatus, pero la acusación revela una imagen oscura de una tierra sin ley plagada de tácticas despiadadas.

Tan solo hace unos días que el ‘gigante’ reprochaba a Ada Colau que Amazon trabaja con más de 9.000 pymes y emplea a 9.000 personas, pero a la publicidad que hace en la prensa, no siempre le salen las cuentas.

El pasado 16 de octubre publicamos la noticia de que la Inspección de Trabajo había obligado a Amazon a dar de alta a 4.000 trabajadores que tenía contratados como falsos autónomos.

Pero volvamos a los depredadores

La red de implicados robó terabytes de datos confidenciales de la empresa e ideó formas de manipular el sistema para que algunos vendedores obtuvieran más negocios mientras sus competidores cerraban, según el Departamento de Justicia.

Gracias a ello, productos que Amazon había eliminado por seguridad volvían a comercializarse en la plataforma. A cambio de unos pocos cientos de dólares, un empleado de Amazon podía borrar las opiniones negativas de los clientes sobre los productos de un vendedor.

Y por 5.000 dólares se compraba una ‘eliminación’. La trama estafó más de 100 millones de dólares a Amazon y sus clientes a través de estos ‘beneficios competitivos’, según la fiscalía.

La lista de acusados ​​incluye a figuras destacadas en el mundo de la consultoría del comercio electrónico, uno de ellos es Ephraim Rosenberg, un consultor en Brooklyn.

Los fiscales alegan que usó un Uber para enviar un maletín lleno de dólares a sus cómplices como pago por información confidencial de Amazon. Rosenberg ha dicho que continuará dirigiendo su negocio.

Dos de los acusados son exempleados y ahora dirigen sus propios negocios de consultoría.

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