Netanyahu renuncia a sacar adelante parte de la reforma judicial a raíz de la fuerte oposición en la calle
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha hecho saber que no impulsaría completamente la reforma judicial propuesta por su gobierno y, en lo sucesivo, tan sólo se limitará a perseguir el cambio de la composición del comité de selección de jueces.
«Esto es básicamente lo que resta, porque creo que no deberíamos legislar otros asuntos», ha hecho saber en una entrevista emitida ayer por Bloomberg TV.
La decisión de Netanyahu de alejarse del resto del paquete judicial parece señalar una concesión que sería una victoria significativa para sus opositores, que llevan más de treinta semanas seguidas manifestando y sus quejas han ido calando en los reservistas militares del país, muchos de los cuales han renunciado a las labores de voluntariado en protesta contra la reforma.
Esta renuncia significa que Netanyahu desistirá de sacar adelante otros planes de reforma judicial, como capacitar al parlamento para anular ciertas decisiones del Supremo o permitir que los ministros del gobierno designen a sus propios asesores legales en lugar del actual sistema de supervisores independientes.
Queda pendiente el proceso de selección. Los jueces en Israel son seleccionados por un comité de nueve miembros que incluye a tres del Tribunal Supremo, dos miembros del colegio de abogados y cuatro políticos, uno de los cuales es tradicionalmente de la oposición.
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Netanyahu y sus partidarios, que consideran al Tribunal Supremo un bastión liberal, argumentan que este sistema ha permitido que los jueces tengan un papel demasiado importante en la elección de sus sucesores, y, para cambiarlo, quiere aumentar el papel de los políticos y limitar el de los jueces y colegios de abogados.
Los opositores responden que, debido a que el parlamento es controlado por el ejecutivo en Israel y en ausencia de una constitución formal, el poder judicial es el único control real de sus políticas, por lo que es necesario mantener el actual sistema , con los políticos lo más lejos posible.
Netanyahu ya ha conseguido victorias parciales, como la aprobación, el pasado mes, de una enmienda que impide que los jueces anulen las decisiones del gobierno que consideren “insensatas” durante una sesión que fue boicoteada por los legisladores del oposición. Sin embargo, el Supremo tiene previsto escuchar una apelación a la enmienda el 12 de septiembre. Netanyahu ha expresado su deseo de que el Supremo no vuelva, algo prácticamente inaudito en la historia de Israel.