Las consecuencias, (malas), por una posible OPA del BBVA al Sabadell: pérdida de competencia y de puestos de trabajo
Después de que a principios de mayo el Banco Sabadell rechazara la oferta de fusión por parte del BBVA, el presidente de la entidad vasca, Carlos Torres, lanzó una Oferta Pública de Adquisición (OPA) contra el Banco Sabadell, rechazada por su equipo directivo encabezado por Josep Oliu.
Además, este viernes la entidad ha formalizado su OPA hostil al con la presentación de la solicitud de autorización de la oferta en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Aunque cabe esperar el visto bueno de diferentes actores institucionales y los propios accionistas de la entidad para sacar adelante el proceso.
Si las instituciones dieran luz verde, la decisión final reside en los accionistas del Banco Sabadell. Uno de los problemas que se plantea es el hecho de que la entidad no tiene ninguna empresa propia que apoye su capital (como sí tiene La Caixa con su Fundación), lo que podría inclinar la balanza a favor de la fusión. Los accionistas minoritarios (familias, individuos, empresas) también tienen voz, ya que ellos también decidirán si vender o no sus participaciones en BBVA.
Las principales preocupaciones sobre una hipotética absorción son la posible reducción de puestos de trabajo y la pérdida de competencia en el sector bancario. El trabajador y el consumidor se convertirían en los grandes damnificados.
Yolanda Díaz argumenta que la posible fusión no reportaría beneficios, sino que precisamente contribuiría a la pérdida de poder financiero de Catalunya. El deterioro de la competencia en el sector bancario empeoraría la calidad de servicio hacia el consumidor, ya mermada por el descenso constante de oficinas presenciales de atención al cliente o de cajeros automáticos.
Además, la reducción de costes de la fusión vendría acompañada de «una reducción de puestos de trabajo, en un país donde el paro ya es suficientemente elevado».