La Cámara de Representantes vota a favor de destituir a Trump

La Cámara de Representantes vota a favor de destituir a Trump por ‘incitación a la insurrección’

El impeachment contra Donald Trump ya está en marcha. Este miércoles, la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha votado a favor de la destitución del todavía presidente después de que impulsara el ataque de partidarios armados contra el Congreso el pasado 6 de enero.

Se acusa a Trump de «incitación a la insurrección». Lo han aprobado gracias a todos los demócratas de la cámara y a nueve republicanos, sumando así 217 congresistas.

El voto de la Cámara se produce después de que el vicepresidente Mike Pence haya desistido de invocar la enmienda 25 de la Constitución que permite al gobierno tomar la iniciativa para cesar al presidente.

Ahora deberá ser el Senado quien diga la última palabra, y serán necesarios dos tercios de los senadores para aprobar la destitución. Lo que quiere decir 67 votos (la cámara alta éstà partida por la mitad: 50 demócratas y 50 republicanos).

Todo indica que el Senado no votará la destitución antes del 20 de enero, que es cuando tomará posesión el nuevo presidente, Joe Biden. Pero el hecho de que una parte relevante de los republicanos se sumara el impeachment contra Trump tendría una gran importancia política.

La decisión de Liz Cheney, tercera dentro de la jerarquía republicana en la Cámara, de apoyar la destitución, ha abierto una fuerte grieta dentro del partido. Cheney, hija del ex vicepresidente Dick Cheney, es tan conservadora como su padre, pero ya hace tiempo que no esconde su desprecio por Trump. Como ella, hay otros republicanos convencidos de que esta es una hora trascendental y definitoria para el país y también por sus trayectorias.

Mitch McConnell, el líder de los republicanos en el Senado, es tan conservador como Cheney y tampoco tiene mucha simpatía por Trump. Hasta el momento del asalto, había calculado al milímetro todos sus movimientos. Ahora ya está emitiendo señales de que hay motivos para condenar a Trump.

Desde el primer momento en que se produjo el asalto armado en el Congreso, las voces que reclamaban la destitución fulminante del presidente no han hecho más que crecer. Hay dos vías posibles para culminar en el cese de Trump. Una, que es la que más se ha escuchado, la del impeachment, un proceso de destitución que debe ser iniciado por el Congreso y requiere dos terceras partes del Senado para prosperar. Trump ya fue sometido a un impeachment hace un año que no obtuvo el apoyo necesario.

Seis muertos en el Capitolio

Sise muertos, catorce policías heridos y cincuenta personas detenidas es el balance trágico -hasta ahora- del asalto violento al Congreso de Estados Unidos efectuado en Washington por una multitud armada de partidarios de Donald Trump.

Los Estados Unidos viven unas de las horas más dramáticas de su historia, justo el día que el legislativo debía reunirse para certificar los resultados electorales del 3 de noviembre y el triunfo del demócrata Joe Biden.

Cuatro años de ira y resentimiento

La popularidad de Trump en la franja conservadora determinó a la élite republicana de tejer un gran acuerdo con él que se ha demostrado como el peor pacto con el diablo posible.

Trump, indisciplinado y ególatra, nunca ha mostrado interés en gobernar ni en la actividad legislativa, pero ha satisfecho las ansias de la derecha en dos ámbitos: la reducción de impuestos y el nombramiento de jueces conservadores para los tribunales federales.

Suficiente para que la cúpula del Partido Republicano se entendiera con un Trump que les molestaba en muchos aspectos, de la política comercial a los erráticos movimientos en política exterior. Y a su extremismo en aspectos como el tema racial, en el que animó la actuación de organizaciones blancas ultras y llamó a la represión policial contra las protestas posteriores a la muerte de George Floyd.

Muchos líderes republicanos en el Congreso confiaban en que terminarían controlando a Trump. Y si no, que ningún mal dura para siempre y finalmente el magnate desvanecería.

Esta política cínica de los republicanos tiene un nombre: Mitch McConnell, líder de los republicanos en el Senado. Un perro viejo que ahora ve el error trágico de haber permitido a Trump llegar al final de mandato.


El ocaso de Donald Trump

El ocaso de Donald Trump

Por Germán Gorraiz López

 


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