Tras las recientes elecciones a la Cámara foral, la utopía factible en Navarra sería la reedición de un Gobierno progresista integrado por PSN, Geroa Bai y Contigo-Zurekin, presidido por María Chivite y que contaría con el apoyo externo de EH Bildu, quedando Esparza y UPN condenados a la larga travesía del desierto desde la bancada de la oposición.
Lamentablemente, el pensamiento de Chivite sería rígido e incorregible pues no tendría en cuenta las razones contrarias y sólo recogería datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción («todos apoyarán al PSN para evitar el Gobierno de UPN»).
Sin embargo, dicho axioma que un principio pareciera lógico y aplastante, se habría demostrado permeable al estar supeditado a los dictados de Ferraz.
Así, las órdenes recibidas de Santos Cerdán le obligarían a aparcar a todo atisbo de dependencia política con Bildu, sea en forma de apoyo expreso o abstención activa con el objetivo confeso de poder presentarse el PSOE en la próxima campaña electoral de Julio, libre de todo tipo de atadura política con Bildu.
Dicha política tendría como efecto electoral la marginación de Bildu tanto en el Parlamento como en Ayuntamientos y Concejos y se escenificó en la ceremonia de elección del Alcalde de Pamplona. Así, dicha Alcaldía permanecerá en manos del partido navarrista UPN al votarse a sí mismo la candidata del PSN, Elma Saiz e imposibilitar la construcción de una candidatura progresista de consenso entre las fuerzas de la oposición.
¿Repetición de Elecciones?
La entrega a la derecha navarrista de las alcaldías de las principales urbes navarras (Pamplona, Estella,Barañain), por parte del PSN y el anuncio de Chivite de aplazar la formación del nuevo Gobierno foral hasta comprobar los resultados de las Elecciones Generales del 26J, habría sembrado la semilla de la desconfianza en Geroa Bai.
Así, Uxue Barkos sería consciente de que en el supuesto de la formación de un Gobierno de coalición PP-Vox en el Estado español, podría reeditarse en Navarra un Gobierno navarrista UPN- PSN presidido por Javier Esparza y con Chivite como vicepresidente con el objetivo confeso de descabalgar tanto a Geroa Bai como a Bildu de las esferas de poder en Navarra (Teoría del Quesito 2.0).
En consecuencia, Geroa Bai estaría sopesando forzar una repetición de Elecciones al Parlamento foral en otoño para diseñar una nueva cartografía electoral y su mensaje electoral irá dirigida «no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en anhelos comunes que lo sustenta».
Así, bajo el lema : «Somos Navarra- Somos euskera», asumirá el rol de garante de la defensa del euskera, cuya supervivencia estaría seriamente amenazada por la inequívoca decisión de UPN y el PSN de fomentar el modelo PAI y marginar al euskera en la convocatorias de oposiciones.
Igualmente, defenderá la promulgación de una nueva Ley del Euskera que posibilite que todos los ayuntamientos que así lo decidan por mayoría absoluta (previa demanda de los padres), puedan implementar en sus pueblos el Modelo D, así como promover la equiparación del euskera con el resto de idiomas en el Concurso de Méritos en las oposiciones.
¿Es factible la formación de un nuevo Tripartito?
En el supuesto de repetirse las elecciones forales, una proyección realizada por la IA, indica que el bloque electoral de la derecha obtendría un total de 20 escaños, desglosados en 11de UPN y 9 del PP frente a los 9 del PSN, los 8 de Geroa Bai, los 9 de EH Bildu y los 4 escaños que obtendría la coalición Contigo-Zurekin.
En consecuencia, estaríamos ante un nuevo escenario en el que la utopía factible posibilitaría la formación de un Tripartito integrado por EH Bildu, Geroa Bai y Contigo-Zurekin al contar con una mayoría simple de 21 escaños y la previsible abstención del PSN para impedir un Gobierno de derechas UPN-PP.
De conformarse dicho Tripartito, se lograría el doble objetivo de impedir a UPN y PSN reeditar la teoría del Quesito con la formación de un Gobierno navarrista que conduciría ineludiblemente al euskera al estancamiento y posterior fosilización, quedando UPN y el PP amarrados al duro banco de la oposición mientras el PSN podría apoyar puntualmente al nuevo Gobierno en la aprobación de leyes de contenido laboral y social.