El peligro del bisfenol A, todavía presente en los envases de alimentos

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria vuelve a poner el foco en el bisfenol A

La Unión Europea hace ya tiempo que alerta del peligro que supone para la salud el bisfenol A (BPA), una sustancia química presente en la fabricación de envases alimentarios. Se encuentra en las botellas grandes de plástico de policarbonato y en las latas de bebidas y también de conservas.

Hasta 800 estudios científicos han constatado que este aditivo puede tener un grave impacto sobre la salud de los consumidores si se rebasa la ingesta diaria tolerable. Un consumo que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) rebaja ahora a los 0,2 nanogramos, una cantidad 20.000 veces inferior a la recomendada en el último informe de 2015.

En ese momento, los científicos advirtieron que el valor de la ingesta diaria tolerable era temporal y que hacía falta más datos concluyentes sobre los efectos tóxicos del BPA. Unos datos que se han publicado en 2023.

El organismo europeo asegura que la exposición media y elevada al bisfenol A puede afectar a los consumidores de todas las edades.

«Destacamos posibles efectos especialmente sobre el sistema inmunitario. Existe un riesgo potencial para la salud que está relacionado principalmente con la inflamación pulmonar alérgica y trastornos autoinmunes», explica Sandra Raineri, experta de la Autoridad Europea de Salud Alimentaria.

La EFSA no regula. Se ocupa de poner sobre la mesa las investigaciones. «Está en manos de los estados miembros y la Comunidad Europea fijar medidas para garantizar la salud pública», dice Raineri.

Sin una regulación europea

Para la Fundación Prevención Residuos y Consumo (Rezero), esta alerta de la EFSA debería acelerar la regulación europea del bisfenol A. Aunque la legislación española lo prohíbe, aseguran que esta sustancia no se ha eliminado de las estanterías de los establecimientos comerciales.

«No se ve realmente ese cambio a nivel de los productos de consumo y cuando vamos a comprar seguimos llevándonos a casa este tipo de sustancias nocivas para la salud», explica la directora general de Rezero, Rosa Garcia.

García añade: «El hándicap que tenemos con los productos químicos es que aunque las administraciones a un ritmo lento regulen y prohíban determinadas sustancias, la industria química rápidamente sintetiza otros productos con otro nombre, pero que tienen el mismo riesgo para la salud».

¿Qué es el bisfenol A?

El bisfenol A (BPA) es un compuesto químico que se utiliza en la fabricación de plásticos, especialmente en la producción de policarbonato y resinas epoxi. Es conocido por su capacidad de mejorar la resistencia y durabilidad de los materiales plásticos.

Sin embargo, el bisfenol A ha sido objeto de preocupación debido a su potencial impacto en la salud humana. Se ha demostrado que el BPA puede migrar de los productos que lo contienen hacia los alimentos y bebidas, lo que lleva a una exposición humana generalizada. El BPA es considerado un disruptor endocrino, lo que significa que puede interferir con el sistema hormonal en los seres vivos.

Varios estudios han asociado el bisfenol A con efectos adversos para la salud, como trastornos hormonales, problemas reproductivos, enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de cáncer. Estos hallazgos han llevado a una mayor regulación del uso del BPA en muchas partes del mundo.

En respuesta a las preocupaciones de seguridad, se han desarrollado alternativas al bisfenol A en la producción de plásticos, como el bisfenol S (BPS) y el bisfenol F (BPF). Sin embargo, también se ha planteado la posibilidad de que estas alternativas puedan tener efectos similares en la salud humana.

En resumen, el bisfenol A es un compuesto químico utilizado en la fabricación de plásticos, pero su exposición ha generado preocupación debido a sus posibles efectos adversos en la salud humana. Se recomienda estar informado sobre los productos que pueden contener BPA y buscar alternativas seguras cuando sea posible.


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