El impacto positivo de los animales de compañía en la salud humana

El efecto ‘boomerang’ del bienestar animal: cuando cuidar a un peludo es terapéutico

En nuestra relación con los animales de compañía, solemos enfocarnos en los cuidados que les ofrecemos: alimentación, paseos, juegos o visitas al veterinario. Sin embargo, ¿nos detenemos a pensar en cómo ese afecto y atención también repercuten en nuestro propio bienestar? Desde aliviar el estrés hasta promover la actividad física o combatir la soledad, la convivencia con un perro o un gato puede transformar nuestra salud física, mental y emocional.

La empresa especializada en nutrición animal Picart destaca que el vínculo entre personas y animales forma un ciclo de beneficios mutuos, donde el cariño que les damos se devuelve en forma de salud y felicidad. Un lazo que merece ser cuidado y fortalecido constantemente.

El efecto boomerang del bienestar

Acciones tan simples como acariciar a un gato o un perro activan la producción de oxitocina, una hormona que reduce el estrés y la ansiedad al contrarrestar los efectos del cortisol. Así lo confirma un estudio de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), que resalta cómo estos animales pueden ser una fuente esencial de conexión emocional, especialmente para quienes se sienten solos.

Tener un animal en casa también establece una rutina diaria que aporta estructura y sentido a las jornadas, algo clave para combatir la depresión. Los perros, en particular, motivan a sus dueños a mantenerse activos mediante paseos, juegos o ejercicio, lo que mejora la salud cardiovascular y ayuda a salir del sedentarismo.

Un vínculo que fortalece también lo social y familiar

Los beneficios de convivir con un animal no se limitan al plano individual. Actividades como los paseos o acudir a parques específicos fomentan la interacción social y pueden dar pie a nuevas amistades y comunidades unidas por el respeto hacia los animales.

En casa, su cuidado puede convertirse en una actividad compartida por toda la familia, reforzando los lazos entre padres, hijos y demás miembros del hogar.

Beneficios para el desarrollo infantil

Para los más pequeños, convivir con un perro o un gato puede ser una fuente de aprendizaje emocional y social. Según un estudio de la Universitat Rovira i Virgili (URV), los niños de entre tres y cinco años que viven con un perro desarrollan mejor su empatía, responsabilidad y cooperación. La interacción diaria con estos animales les enseña a cuidar, respetar y comunicarse mejor.

Cuidarlos también es cuidarnos

El vínculo entre humanos y animales va mucho más allá de la compañía: se trata de una relación recíproca y profunda. Pero ¿cómo devolverles todo lo que hacen por nosotros?

Desde Picart lo tienen claro: el bienestar de nuestros animales comienza con una nutrición adecuada y de calidad, formulada para responder a sus necesidades específicas. Solo así podrán mantenerse sanos, activos y, en consecuencia, seguir aportando bienestar a quienes los rodean.