El expresidente Donald Trump ha sido imputado este viernes por el presunto cohecho a una actriz porno a raíz de la investigación del fiscal del distrito de Manhattan, Alvin Bragg. «Por primera vez en la historia de nuestra nación, un presidente ha sido imputado. Me consuela validar que nadie está por encima de la ley, ni siquiera un expresidente», ha declarado Michael Cohen, antiguo abogado del Trump, en la CNN, implicado en la trama.
Es el primer presidente de la historia de Estados Unidos en afrontar cargos penales. La actriz porno implicada es Stephanie Clifford, conocida como Stormy Daniels. Su nombre ya saltó en la primera línea mediática durante la campaña presidencial de 2016.
La Fiscalía de Manhattan había ofrecido a Trump la posibilidad de declarar en este caso de presunto cohecho, en el que Cohen fue parte instrumental al entregar a Clifford unos 130.000 dólares (120.000 euros) para no revelar que mantuvo supuestas relaciones con el magnate hace casi 20 años.
Este movimiento fue una gestión realizada de manera irregular al quedar escondida en las cuentas de la Trump Organization, la compañía de Trump, durante la campaña electoral de 2016. Su equipo legal llevaba semanas anticipando que Trump acabaría imputado y ya está ultimando su estrategia. Según fuentes de la CNN, Trump comparecerá en Manhattan una vez formuladas las acusaciones y planea dar un discurso tras la audiencia preliminar.
Sin precedentes
La acusación contra un expresidente de EEUU no tiene precedentes y puede desatar una situación de gran tensión en la política estadounidense, que vive ya una fuerte polarización. Ya hace días que en la Corte Criminal de Nueva York se hacían reuniones entre la fiscalía, la policía de la ciudad y el Servicio Secreto -cuidando la protección de los presidentes, expresidentes y candidatos- para preparar el escenario ante una posible detención del ex mandatario.
¿Qué puede ocurrir ahora?
Trump ha sido inculpado, pero es altamente improbable que esto derive en una detención -al menos a corto plazo- o que se llegue a ver a Trump esposado. Según la prensa estadounidense, el expresidente debe comparecer ahora ante el juez para que se le comuniquen los cargos, después de que el gran jurado de Nueva York haya votado su imputación. Lo más probable es que acto seguido, se declare inocente y sea dejado en libertad, mientras el caso sigue su trámite. Dada las particularidades del caso, tampoco se descarta que Trump pueda testificar desde su residencia.
El pasado sábado, el expresidente estadounidense Donald Trump volvió al primer plan al asegurar que este martes sería arrestado y pidió a sus partidarios que salieran a «protestar para recuperar el país». Trump se dirigió a sus seguidores desde su red Truth Social, desde donde lanza sus mensajes desde que fuera ahuyentado de Twitter.
Dentro del Partido Republicano, la incomodidad se manifiesta ante esta nueva situación. Las actitudes van desde la ira de sus partidarios más acérrimos, que acusan a los demócratas de estar detrás de la inculpación, hasta quienes, más prudentes, como el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, ha salido en defensa de el expresidente pero reclamando a sus partidarios que protesten de forma pacífica. Y hay otros que incluso han escenificado más lejanía. El exvicepresidente Mike Pence -que prepara su campaña en la Casa Blanca- ha asegurado que «la violencia no será tolerada».
La llamada de Trump liga con uno de sus lemas más repetidos dirigidos a su público: «No van a por mí. Van a por vosotros», con el que intenta movilizar contra las instituciones democráticas a la masa del trumpismo más apretado. Justo la misma que cree sus mentiras, como que el resultado de las elecciones que perdió en noviembre del 2020 contra el actual presidente, Joe Biden, fue «fraudulento».
El caso Daniels es sólo uno más de los expedientes que los tribunales están estudiando y que afectan al exmandatario. Tiene pendientes varias denuncias por el asalto que sus partidarios hicieron en el Capitolio el 6 de enero del 2021,hechos en los que murieron cinco personas. También afronta una investigación del FBI sobre uso de documentos clasificados, que causó un registro federal en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida. Además, existe en curso un proceso por su papel en el recuento de votos en Georgia y por posibles fraudes fiscales vinculados a la Organización Trump.