Detenido el encargado de un museo en Tarragona y recuperadas 37 valiosas piezas arqueológicas de origen ilícito
Agentes de la Policía Nacional han recuperado 37 piezas arqueológicas de gran relevancia, provenientes de expolio, junto a otras 18 piezas falsificadas que se encontraban en el museo de una organización privada en la provincia de Tarragona. Además, los investigadores han arrestado a un individuo como presunto responsable de delitos contra el patrimonio histórico, receptación y apropiación indebida de bienes destinados a fines sociales o culturales.
En junio de 2021, se confiscó en un museo de Tarragona una escultura de un toro de origen íbero, que había sido objeto de expolio en la provincia de Córdoba a finales de los años 90. Durante esta operación, los investigadores observaron que el museo exhibía objetos arqueológicos que, por su aspecto, también podrían haber sido objeto de expolio arqueológico. Estas sospechas llevaron a la apertura de una investigación para determinar su procedencia.
Como resultado de las pesquisas policiales, los agentes se incautaron, por orden judicial, de un total de 55 piezas, que incluían esculturas íberas, fragmentos de un mosaico romano y otros objetos de origen celtibérico. Estos últimos fueron trasladados a Zaragoza para su estudio por parte de técnicos del Gobierno de Aragón, mientras que el resto fue analizado por expertos designados por el Ministerio de Cultura y Deporte.
Las piezas confiscadas
Entre los objetos incautados, destacan cinco cascos de gran importancia; dos de tipo montefortino romanos y otros tres de origen celtibérico. Estos últimos son piezas icónicas relacionadas con el expolio de la famosa ciudad celtibérica de Aratis (Aranda del Moncayo, Zaragoza) y sus alrededores.
Dos de los cascos son de origen hispano-calcídico, datados aproximadamente en el siglo III a.C., y son similares a los depositados en el Museo Provincial de la capital aragonesa tras la sentencia 335/2010, del 19 de junio de 2020, de la sala de lo penal del Tribunal Supremo. El tercer casco celtibérico, una variante única del tipo Alpanseque – Almaluez, cuya cronología se sitúa entre los siglos IV y III a.C., es también una pieza de extraordinario valor arqueológico.
Provenientes también de la ciudad celtibérica de Aratis y su entorno inmediato, la Policía se incautó de otras piezas de gran relevancia: discos coraza o kardiophylakes, numerosas piezas metálicas de forma tetralobulada que servían como adorno personal de los guerreros, umbos de escudo, placas de cinturón, un tahalí o cinturón con gancho, placas pectorales utilizadas con fines ornamentales, entre otras. Entre estas últimas, destaca una pieza calada excepcional por su rareza e integridad, ya que hasta ese momento solo se habían encontrado fragmentos mínimos de piezas similares.
La mencionada sentencia del Tribunal Supremo establece como probado el origen ilícito de todos los materiales vinculados al yacimiento de Aratis y su entorno, los cuales fueron objeto de expolio de manera sistemática desde su casual hallazgo a finales de los años ochenta.
La conexión entre Aratis y los bienes intervenidos en el museo de Tarragona se evidencia en los informes periciales elaborados por los expertos, ya que se constata que una de las placas confiscadas por la Policía Nacional es idéntica a otra confiscada a los acusados en el mencionado caso. Ambas piezas fueron elaboradas utilizando un único troquel, probablemente por el mismo artesano, como parte de un mismo lote o serie de producción.
Además de los materiales procedentes de Aragón, la operación policial afecta a piezas de otras procedencias geográficas, principalmente de Andalucía. Se destacan cuatro fragmentos de un mosaico tardorromano que los investigadores identificaron claramente como provenientes de expolio, ya que contaban con la imagen completa del mosaico antes de que fuera hallado y dividido por los expoliadores para su venta en el mercado ilegal. También se recuperaron dos esculturas íberas que, debido a su mal estado de conservación, quedaron depositadas en el museo bajo custodia judicial.
De las 55 piezas analizadas por los especialistas, se concluyó tras su estudio que 37 eran auténticas y que las otras 18 eran falsificaciones.
La investigación culminó con la detención del responsable del museo como presunto autor de delitos contra el patrimonio histórico, receptación y apropiación indebida de bienes destinados a fines sociales o culturales.