El cisne negro de Biden sería la protesta de los estudiantes universitarios contra la invasión de Gaza en las Universidades de Columbia y la UCLA y su violento desalojo por la policía, movimiento de protesta que por mimetismo podría extenderse al resto de Universidades de Estados Unidos, rememorando las protestas de 1968 contra la guerra de Vietnam.
Dicho movimiento de apoyo a la causa palestina podría hacer oscilar en sus valores el mantra impreso en la mente del estadounidense medio por el lobby sionista» «Israel es la única democracia de Oriente Medio y el único país de la zona en que se respetan los DDHH».
En consecuencia, presionados por dichos lobbies, el Congreso ha aprobado por 320 votos frente a 91 el proyecto de ley H.R. 6090 que asume las tesis de los grupos sionistas sobre el antisemitismo y que sería un golpe blando contra la Primera Enmienda, que indica que «el Congreso no promulgará ninguna ley que respete el establecimiento de una religión o que prohíba el libre ejercicio de la misma, o que coarte la libertad de expresión o de prensa, o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y a solicitar al Gobierno la reparación de agravios».
Así, dicha proposición obligaría al Departamento de Educación a utilizar la definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (HRA) y deberá vigilar y sancionar a quienes puedan ser calificados de antisemitas según dicha definición.
Este enfoque legislativo se produce en un año electoral y la AIPAC habría visto el momento adecuado para aprobarla pues los republicanos buscan aprovechar las divisiones internas en el Partido Demócrata respecto al apoyo sin fisuras a Israel para robarle votos a Biden, siendo previsible su aprobación por un Senado de mayoría demócrata y la aparición de un cisma en el seno del Partido Demócrata que podría afectar a la solidez de la nominación de Biden como candidato a la Presidencia en la Convención Nacional Demócrata que se celebrará en Chicago del 19 al 22 de agosto.