Sex Education: Una comedia adolescente cachonda y mucho más

Sex Education: Una comedia adolescente cachonda y mucho más

Como conversaciones que no quieres tener cuando eres un adolescente con tu madre, una que comienza «Cariño, me di cuenta de que estás fingiendo masturbarte» están ahí.

Pero tal es tu suerte cuando tienes Otis (Asa Butterfield) de 16 años y tu madre es Jean (Gillian Anderson), una terapeuta sexual cuyo trabajo ha traído suficientes conocimientos no deseados al hogar para desconectarte, incluso del sexo contigo mismo, de por vida.

Otis ha estado plantando evidencia de comportamiento adolescente estándar en su habitación para evitar la atención materna en este asunto. Pobre Otis.

Pero este asediado niño pronto será ocupado por la chica genial y ruda Maeve Wiley (Emma Mackey), cuando ve una oportunidad lucrativa de cobrar por las habilidades de asesoramiento sexual que él ha absorbido inevitablemente en un mercado de adolescentes ansiosos y furiosamente activos.

Sex Education es una cosa rara

Ees una serie que pone en primer plano el sexo (literalmente, pensé que una de las tetas en la escena de apertura que involucraba al escolar Adam y su novia iba a sacarme el ojo) solo para dejar que iluminara todo más allá.

Cada personaje podría ser fácilmente un personaje común y risible: los adolescentes podrían estar cachondos, Jean podría ser vergonzoso, Otis solo un nerd, Maeve, el objeto de amor maníaco-duendecillo-sueño-niña que hemos visto un millón de veces antes.

Pero ninguno de ellos es, en esta creación gloriosa, inmaculada y densamente escrita, la primera para televisión, de la dramaturga Laurie Nunn.

Y es gracioso

Gracioso sin fin y aparentemente sin esfuerzo, de una manera naturalista que no te hace escuchar los cascos de la siguiente mordaza que desciende por una pista muy gastada, pero, como Catastrophe, te atrapa casi desprevenido y te hace ladrar de risa.

Y luego, como la catástrofe, puede girar suavemente y de repente en momentos que te dan un nudo en la garganta y te hacen mirar al techo tratando de no dejar que se te caigan las lágrimas porque llorar seguramente sería ridículo.

El miedo repentino y aplastante que llega sobre el normalmente exuberante Eric (Ncuti Gatwa), el mejor amigo gay de Otis, cuando ve que el matón Adam viene hacia él, y el momento que tarda en recuperarse, es desgarrador.

Todas las actuaciones en educación sexual son maravillas absolutas, por cierto, pero Gatwa es algo particularmente especial.

Es real, no se ve afectado, alegre, con un momento perfecto y un peso emocional discreto. Espero que esta sea la aparición destacada que promete ser: quiero más de él en mi pantalla lo antes posible.

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