El polémico activista, Salwan Momika, refugiado iraquí en Suecia, hallado muerto a tiros en su domicilio
El refugiado de origen iraquí, Salwan Momika, conocido por haber realizado varias quemas públicas del Corán en Estocolmo durante el 2023, ha sido encontrado muerto a tiros en su vivienda de Södertälje. Según fuentes policiales citadas por medios suecos, el hallazgo ocurrió en la madrugada del jueves. La policía sueca ha confirmado la detención de cinco personas como sospechosas del crimen y ha procedido al registro de su domicilio y la zona circundante.
Según informes, Momika habría sido asesinado mientras realizaba una transmisión en directo en sus redes sociales.
Una figura controversial en Suecia
Momika se hizo conocido en 2023 tras protagonizar varias quemas del Corán en público, lo que generó un debate nacional en Suecia y provocó tensiones diplomáticas con el mundo islámico. Precisamente, este jueves estaba prevista la sentencia en el caso en el que él y un compañero estaban imputados por incitación al odio, pero el tribunal ha decidido aplazar la decisión al 3 de febrero debido a su fallecimiento. Su compañero, Salwan Najem, reaccionó en redes sociales con un inquietante mensaje: «Soy el siguiente».
Refugiado político con vínculos a la extrema derecha
Momika llegó a Suecia en 2018 desde Irak y obtuvo un permiso de residencia temporal como asilado político, alegando que su vida corría peligro en su país de origen. Tenía 38 años y se identificaba como cristiano católico. Era un simpatizante de la extrema derecha, mostrando su apoyo en redes sociales a figuras como Donald Trump, Elon Musk, Geert Wilders y Benjamin Netanyahu, además de respaldar al partido Alternativa para Alemania (AfD).
Un conflicto diplomático entre Suecia y el mundo islámico
En pleno proceso de adhesión de Suecia a la OTAN, Momika llevó a cabo sus actos de protesta contra el Islam, quemando el Corán frente a una mezquita y colocando tocino sobre el libro sagrado. Su acción desató la furia en numerosos países islámicos, desencadenando protestas multitudinarias y disturbios.
El episodio llevó a manifestantes a asaltar la embajada sueca en Bagdad, aunque el incidente no escaló a mayores. La crisis diplomática coincidió con el auge de la amenaza expansionista rusa, lo que llevó al primer ministro sueco, Ulf Kristersson, a declarar que el país atravesaba su peor momento en términos de seguridad nacional desde la Segunda Guerra Mundial.