El tribunal de La Haya ordena la detención de Vladímir Putin acusado de crímenes de guerra
El Tribunal Penal Internacional, conocido también como el de La Haya, ha dictado este viernes al mediodía una orden de detención de Putin. El tribunal ordena también el arresto de Maria Alekseyevna Lvova-Belova, comisaria de la oficina por los Derechos de la Infancia del gobierno ruso, por el plan de deportación de niños ucranianos de zonas ocupadas hacia Rusia: «Está prohibido deportar civiles del territorio donde viven a otros territorios».
El anuncio de la orden de detención la ha realizado Piotr Hofmanski, presidente del Tribunal Penal Internacional, quien también ha acusado a Putin de cometer crímenes de guerra y ha recordado que los niños están bajo la «protección especial» de la convención de Ginebra.
Además, Hofmanski pidió «cooperación internacional» para cumplir con la orden marcada por el tribunal. Moscú negó siempre las acusaciones sobre su papel en Ucrania y al conocer la orden de detención aseguró que las decisiones del tribunal de La Haya «no tienen sentido».
Pese a que el de La Haya es un tribunal de peso, Rusia ha firmado, pero no ha ratificado ser un Estado miembro. Por tanto, el Kremlin no debe cumplir las órdenes que dicten ninguno de sus magistrados. El presidente ruso sí podría ser detenido en el resto del continente europeo, pero no en Estados Unidos, que tampoco forma parte de la serie de países que han ratificado integrar el tribunal.
Por todo ello, la única vía para poder juzgar a Putin está en manos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que debería crear un tribunal internacional especial, como ha ocurrido anteriormente en los casos de Yugoslavia y de Ruanda. Sin embargo, este escenario sería muy complicado por dos factores: Rusia tiene derecho a veto en la ONU y Putin tiene inmunidad como jefe de estado.