Desmantelada una organización que actuaba contra personas mayores

Desmantelada una organización internacional que actuaba contra personas de avanzada edad: 84 víctimas, más de 2’5 millones de euros estafados y 53 detenidos

Agentes de la Policía de la Generalidad- Mossos d’Esquadra de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos d’Esquadra, agentes de la Policía Nacional y de la Policía Judiciaria Portuguesa, en coordinación con Europol, han detenido a 53 personas quienes se les atribuyen delitos de pertenencia a grupo criminal, delitos de estafa, blanqueo de capitales y robos con violencia e intimidación.

El operativo de explotación del caso se llevó a cabo el pasado 4 de junio, cuando se llevaron a cabo 19 entradas y pesquisas en Tarragona, Sevilla (Andalucía) y Faro (Portugal). La investigación ha estado coordinada por el Juzgado de instrucción número 3 de Reus.

En las entradas y pesquisas se encontraron joyas, más de 20.000€ efectivo, equipos informáticos y documentación que les vincula directamente con los hechos investigados. De hecho en una de las entradas en Portugal, se localizó un ordenador portátil que tenía en pantalla de información bancaria de una nueva víctima del día anterior, a la que le habían sustraído joyas y dinero.

Los detenidos pasaron a disposición judicial el pasado 6 de junio. El dispositivo policial sigue abierto, a la espera de producirse otras detenciones relacionadas con la recepción de dinero que tiene su origen en estas estafas.

Estafas telefónicas y robos violentos

La investigación se inició a principios del 2023, cuando los investigadores detectaron un incremento de hechos delictivos con un mismo patrón criminal: las víctimas, todas ellas de edad muy avanzada, recibían una llamada por parte de un supuesto empleado del departamento de seguridad de una entidad bancaria. En este punto, les avisaban de que estaban siendo observadas por grupos criminales que querían sustraerles su dinero, y las atemorizaban durante días bajo esta afirmación.

Captada su atención, los estafadores se coordinaban con otros miembros del grupo (a los que llamaban “técnicos”) quienes, haciéndose pasar por falsos trabajadores del banco, o falsos policías, se presentaban en los domicilios de las víctimas. En el interior del piso, bajo la premisa de impedir que la supuesta organización criminal les robara dinero, se apropiaban de sus tarjetas bancarias y el pin de seguridad, les sustraían joyas, dinero en efectivo o dispositivos electrónicos. En esta acción, los miembros de la organización ejercían una gran intimidación que hacía que las víctimas se vieran forzadas a entregar sus pertenencias. En algunos casos, cuando la víctima se resistió a entregar sus efectos, los autores se llevaron el botín utilizando la violencia contra la misma.

A veces, estos falsos técnicos engañaban a las víctimas para que las acompañaran personalmente al banco para conseguir transferencias bancarias hacia cuentas corrientes controladas por la organización.

Los investigadores constataron que los detenidos habían visitado el domicilio de una misma víctima en diferentes ocasiones para conseguir exprimirla económicamente hasta el máximo, realizando fraudes que podían llegar a más de 400.000 euros.

En una de las estafas, uno de los detenidos se hizo pasar por policía y se quedó a dormir en el domicilio de la víctima, hasta que pudo abrir con una radial su caja fuerte, bajo el pretexto de que quería llevarse las sus joyas en un sitio más seguro dentro del banco. Se trataba de una mujer de 74 años que vivía sola.

Las víctimas, que se encontraban angustiadas por la situación e inmersos en una situación de gran vulnerabilidad frente a los criminales, acababan haciendo caso a sus instrucciones.

Organización deslocalizada que estafaba y blanqueaba

Los principales autores, y considerados cerebros de la trama residían en Portugal. Desde allí, hacían las llamadas de teléfono, que solían estar en teléfonos fijos. La hipótesis policial es que estas llamadas se hacían de forma masiva sobre una localidad concreta y, a partir de ahí, desplegaban su engaño una vez identificado un candidato “apto” por sus propósitos. Ejecutaban el engaño con gran tenacidad y capacidad de persuasión.

El enorme volumen de dinero que obtenía la organización era repartido entre sus miembros, y empezaban aquí diferentes metodologías de blanqueo para mover los beneficios que generaban.

De este modo, el dinero físico que obtenían de las víctimas era normalmente transportado físicamente en vehículo hacia Portugal, o utilizando agencias de envío de dinero, mientras que las transferencias bancarias fraudulentas eran recibidas por “mulas” y reenviadas nuevamente hacia cuentas corrientes controladas por la cúpula del grupo delictivo en Portugal.

Otra forma de blanquear los beneficios era la compra y posterior venta de productos electrónicos de alta gama, como teléfonos móviles y ordenadores portátiles, o en una metodología bastante más elaborada de inversión, la compra de lingotes de oro, que les permitía su fácil transporte y ocultación al tiempo que se minimiza una eventual pérdida de su valor con el paso del tiempo.

Teniendo en cuenta esta estructura criminal, la colaboración de la Policía Judiciaria de Portugal, bajo la coordinación de Europol, ha sido fundamental a la hora de localizar en los cerebros de la trama en el país luso, con el objetivo de detener la mecánica delictiva. También de detener la actividad criminal, puesto que los líderes del grupo tenían capacidad de sustitución de los técnicos en caso de necesidad.

Sobre la metodología de estafa conocida como vishing

El vishing , mezcla de los vocablos ingleses voice y phising , es una modalidad de fraude que consiste en llamar a la víctima haciéndose pasar por un operador externo, en nuestro caso un falso trabajador del sector bancario.

Se trata de una modalidad de estafa que puede tener diferentes variantes, de tal forma que los criminales se pueden hacer pasar por empresas de transporte, suministro de energía, correos, u otras empresas de mensajería.

En ocasiones, la única intención del criminal puede ser la captación de datos personales, pero en otras ocasiones el objetivo principal es obtener las credenciales de acceso a los datos bancarios para realizar seguidamente transacciones fraudulentas.

También es frecuente la combinación del vishing bancario con el conocido como smishing , de tal forma que la víctima recibe, en primer lugar, un SMS en su teléfono que simula ser por ejemplo un banco, y seguidamente el criminal llama por teléfono haciéndose pasar por un empleado de la propia entidad bancaria.

Cada vez es más frecuente que los delincuentes utilicen software informático y llamadas de teléfono por Internet (VoIP o telefonía IP), a través de las cuales es posible simular la numeración del teléfono emisor. De esta forma, el receptor puede creer erróneamente que efectivamente quien llama es quien dice ser.

El vishing es una estafa que últimamente ha tenido un aumento importante en su incidencia, de tal forma que durante el 2023 ocupó la tercera modalidad de fraude por número de hechos, con una cifra anual superior a los 3.000 hechos.

Últimamente, los especialistas policiales en estafas también han detectado que determinados grupos han empezado a utilizar lo que se conoce como deep fake de audio en las llamadas de teléfono: simulan las voces de personas conocidas, como por ejemplo de familiares, por, abajo cualquier pretexto, obtener datos personas, o transferencias de dinero.

Todo el mundo puede ser víctima de una estafa, evite la revictimización y denuncie los hechos.