21 años de prisión por abusos sexuales a menores al ex profesor de los Maristas

El Supremo confirma la condena de 21 años de prisión por abusos sexuales a menores al ex profesor de los Maristas de Barcelona

Joaquín Benítez entrará finalmente en prisión. El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia contra el ex profesor de los Maristas de Barcelona que fue condenado a 21 años y 9 meses de cárcel por abusar sexualmente de cuatro alumnos menores de edad entre 2006 y 2010.

Desde julio de hace dos años, el alto tribunal tenía sobre la mesa el recurso contra esta sentencia judicial presentada por la compañía aseguradora de la escuela y la defensa del ex docente, que, mientras, sigue en libertad.

Los familiares de las víctimas han denunciado desde entonces la lentitud de la justicia en un caso que destapó unos abusos que se remontaban años atrás y algunos de ellos ya habían prescrito.

Pese a que las acusaciones habían advertido del peligro de reiteración delictiva, Benítez tenía hasta ahora la libertad provisional por decisión del TSJC.

La sentencia

La sentencia de la Audiencia de Barcelona considera probado que Benítez cometió cuatro delitos de abusos sexuales, dos de ellos continuados, con penas que van de los 2 a los 9 años y tres meses, en función de cada caso.

Además, impone una indemnización total para las cuatro víctimas de 120.000 euros. Esta indemnización deberá pagarla la aseguradora de la Fundación Champagnat, propietaria de la escuela, a la que se considera responsable civil subsidiaria.

Había otras trece denuncias contra el exprofesor de educación física que se archivaron porque los delitos ya habían prescrito.

Durante el juicio, los Mossos acusaron a los Maristas de esconder información sobre los abusos. Los dos Mossos d’Esquadra que investigaron los abusos del exprofesor cometidos entre 1986 y 2011 declararon que la dirección de la escuela Maristas Sants-les Corts se resistió a facilitar información sobre el acusado tras la primera denuncia.

Posteriormente, un acuerdo entre los Maristas y la asociación Mans Petites –creada por Manuel Barbero, padre de uno de los exalumnos víctimas de abusos sexuales que destapó el caso– abrió la puerta para que la congregación aceptara pagar indemnizaciones a las víctimas, aparte de las recogidas en la sentencia.